En cada año electoral siempre ocurre lo mismo. El gobierno de turno se excede en el gasto público y agudiza aún más el déficit fiscal estimado, por lo que se hace necesario hacer reajustes inmediatos que tienden a perjudicar al pueblo.
Es lo que se está debatiendo en el Congreso Nacional con el llamado presupuesto complementario, que no es más que una propuesta adicional de estimación de ingresos y gastos que se somete a mitad de año cuando los números no están saliendo como se planeó.
La idea del presupuesto complementario es que si en los primeros seis meses del año hay excedentes de ingresos, se puedan utilizar para redistribuirlos entre las entidades públicas que más lo necesiten. En este caso ha ocurrido lo contrario, se plantea aumentar aún más el monto original del presupuesto de este año, que es de RD$430,000 millones, con una propuesta complementaria de poco más de RD$71,000 millones.
¿Para qué tanto dinero? No es para emprender nuevos proyectos, ni para aumentar las partidas a las áreas que lo necesiten como salud y educación. No, es para cubrir déficits, cuyos orígenes están en los excesos del gasto público, sumados a la decisión del Gobierno de no hacer ajustes necesarios en los primeros meses del año (por la campaña) y que ahora es preciso cubrir. El problema es que el cubrimiento de ese faltante no se hará con una mejora en las recaudaciones, y por suerte tampoco con una propuesta de aumento de impuestos -eso viene más adelante-. La forma de cubrirlo es con más endeudamiento de parte del Estado, como la emisión de bonos soberanos y otras maniobras financieras.
La parte más difícil, el “ajuste fiscal”, “reforma fiscal integral”, “pacto fiscal” o como usted quiera llamarle, viene con el nuevo gobierno de Danilo Medina, el que inevitablemente tendrá que proponer ajustes fuertes sobre los ciudadanos como usted y como yo. Medina no podrá justificar esa reforma acusando al gobierno anterior de excederse en el gasto, pues esos excesos fueron precisamente para contribuir con su triunfo en las pasadas elecciones. Por tanto, tendrá que ajustar y guardar el silencio de la corresponsabilidad.