La galería Arte Berri presentó ayer la exposición Patios y figuras de Daniel Infante. Verla es pasear por un camino de color y de un nuevo expresionismo. El color ha sido convertido en formas para transmitir sensaciones, ideas y sentimientos. Hay una factura de expresionismo feliz en las obras de Daniel Infante; aunque pareciera una contraposición a lo que estamos acostumbrados cuando hablamos de expresionismo, siempre representado por artistas atormentados. En las obras en esta muestra se da esa aparente contradicción: es un expresionismo de feliz emotividad.
En la obra “En el café” vemos un conjunto en azul en el que presenta a dos mujeres charlando alrededor de unas tazas de café. Es tal la intimidad y complicidad que se siente entre esas dos mujeres que uno reconoce esa capacidad que solo tienen las mujeres de hablar de sus cosas sin necesidad de que la otra tenga que darle una solución o una respuesta, sólo que la escuchen. Y en esa obra están perfectamente transmitidos esos momentos que sólo las mujeres conocen tan bien; las relaciones en la composición y la atmósfera entre los personajes son creíbles, perfectamente logradas. En Daniel Infante existe un parecido, en algunas formas y en la selección de colores, con Ernst Kirchner, y él lo admite y le gusta que sea así. “Los artistas que más me han impresionado desde que decidí pintar han sido Matisse y Kirchner”, me comentó recientemente.
Pero en Infante hay autenticidad, originalidad y espontaneidad. Sus temas son propios y reconocibles de inmediato: patios, naturalezas muertas, grupos de personas o “figuras aplatanadas”; temas que ya son distintivos de este joven artista. Su estilo es una nueva forma de entender la pintura, la composición y el color en nuestro país. Dice Infante: “procuro darle protagonismo a la sustancia cromática, resolviendo el espacio y la atmósfera por medio del color”. Y así es, pues encaja perfectamente a sus figuras y objetos. Sus composiciones contienen elementos que, desde una perspectiva óptica, tal vez sean ilógicas, pero perfectas para el sentimiento. A veces sacrifica poner el acento en la perspectiva y la profundidad para que disfrutemos del esquema cromático. Infante aparenta cierta ingenuidad en el dibujo, pero está muy lejos de ser un pintor ingenuo, la fórmula o sistema que desarrolla en su búsqueda de pureza de color y de relación directa entre dibujo y pintura está totalmente lograda en el conjunto final. ¿Matisse, Kirchner? No, es Daniel Infante, quien nos hace redescubrir el color, las formas lúdicas y sensuales de un trópico revisitado por la mirada de un artista con formación y talento en esta exposición en la ya mítica galería Arte Berri.