Anthony Davis y Russell Westbrook fueron los dos mejores en PER (Player Efficiency Rating o Ratio de Eficiencia en un Jugador), una estadística de última generación que siempre dice mucho a la hora de escoger al recipiente del premio al Jugador Más Valioso en la NBA.
Davis lideró la liga con un PER de 30.8, mientras que Westbrook fue segundo, con 29.1. Ninguno de los demás candidatos al premio –Stephen Curry, James Harden y LeBron James- sobrepasó los 29.0. El líder de eficiencia de la liga estadounidense ha terminado con el MVP en sus manos en cinco de las anteriores seis temporadas. La guía de John Hollinger, un analista de Espn que creó la fórmula para dar con esta estadística, estima que un jugador con un PER de 27.5 es un fuerte candidato al MVP, pero uno de 25.0 o menos es débil.
El problema para Davis es que su equipo, los Pelícanos de New Orleans, clasificó en la octava posición de la Conferencia Oeste. Peor la tiene Westbrook, cuya tropa, el Thunder de Oklahoma City, ni siquiera avanzó a postemporada. El único jugador que ganó el trofeo Maurice Podoloff sin que su equipo haya avanzado a postemporada fue Karren Kareem Abdul-Jabbar en la contienda de 1975-76. Clasificar, pero además hacerlo en una posición de privilegio, siempre será ventajoso en cuestiones de MVP, así que Davis y Westbrook no están en igual de condiciones, a pesar de que sus respectivas puestas en escena fueron alucinantes.
Curry es el candidato más potable, al igual que Harden. El base armador de los Warriors de Golden State fue el mejor en el más destacado equipo. Los Warriors terminaron con la mejor marca de ganados y perdidos (67-15), sexto entre los récords históricos de la NBA. Curry tuvo un PER de 28.0, tercera mejor, después de poner números brillantes durante toda la temporada (23.8 PPJ y 7.7 APJ).
Jugó 80 partidos, entre los candidatos, sólo superado por Harden, quien participó en 81 encuentros. Muchos expertos coinciden en que Curry tiene el mérito de hacer mejores a sus compañeros, especialmente a Klay Thompson, Draymond Green y Maurice Speights.
Curry, sin dudas, es el gran favorito para llevarse el premio, que, según luce, tendrá un dueño distinto por tercer año seguido y se quedará en el Oeste por segunda entrega en fila. Méritos sobrados también posee Harden, quien se echó en sus hombros a los Rockets de Houston (56-26), segundos sembrados en la salvaje Conferencia Oeste. Harden fue una máquina de anotar. Quedó segundo en puntos (27.4), sumó 35 partidos con 30 o más puntos y en doce ocasiones anotó más de 40. Todo esto fue acompañado de un promedio de siete asistencias por noche, que representa la mayor cantidad de su carrera. Su defensa mejoró y hasta terminó con casi dos robos por encuentro, algo bueno si se revisa el 1.6 del 2014.
James está precedido de su chapa de mejor jugador, pero Curry y Harden están mejor posicionados. Los números de James no dejan de ser impresionantes. Revitalizó una franquicia que parecía sumida en la miseria al conducirla a concluir con una marca de 53-29. Sus números, tan redondos como siempre, cayeron a 25.3 puntos, el menor promedio desde su temporada de novato, 7. 4 asistencias, la segunda mejor en su carrera, y 6.0 rebotes por noche.