Poco tiempo después de su surgimiento, los Estados Unidos se convirtieron en la nación más rica del mundo. La antigua colonia no solo desplazó a las potencias europeas, sino a los otros países del continente americano que también se independizaban.
Esto se debió, sobre todo, a los principios bajo los cuales fue fundada. Los genios que redactaron su constitución tuvieron mucho cuidado en proteger el derecho de cada ciudadano a perseguir su felicidad y cosechar según sus méritos. Estos fundadores creyeron en un Estado liberador, y no en uno opresor. Y se empeñaron en facilitarles la vida a los racionales y laboriosos y en celebrarles sus éxitos.
Hicieron de esta nación un lugar donde si una persona decidía ser productiva, podía pasar de pobre a rica, o al menos llegar mucho más lejos que en cualquier otro país. Todo dependía de como utilizara esa libertad que se le garantizaba.
Incentivaron con ello el entusiasmo por ser útil y ganar mucho dinero. Como bien lo observó un inmigrante austríaco: “no existe otra gente en el planeta para la cual los negocios y la industria signifiquen tanto placer y diversión”.
Esta mentalidad se convirtió en el sello distintivo del “alma americana”, cuando el resto del mundo pensaba diferente.
En Europa, por ejemplo, las horas de ocio eran sagradas y el trabajo una especie de castigo. El máximo ideal no era descansar después de una ardua jornada, sino simplemente no tener que trabajar, como los aristócratas. Y más o menos sigue siendo así. Durante todo el año esperan sus vacaciones (como si el resto del tiempo no significara nada) y toda la vida sueñan con jubilarse.
Y no solo eso. Mientras en América se mira hacia arriba cuando se está frente a la celebridad o al multimillonario (porque “algún día podré llegar ahí”) en Europa se les mira hacia abajo, con resentimiento: “si lo lograste, fue por suerte, y no porque trabajaste mejor, o asumiste riesgos, o te sacrificaste”.
¡Así les fue! Se quedaron atrás y han tenido que doblegarse ante la colonia. Pero todavía no entienden bien qué les pasó. Y siguen aferrados a la misma mentalidad.