Las bandas de música municipales son parte de la tradición cultural y artística de los pueblos que en principio fueron creadas con la finalidad de entretener a la gente, a través de conciertos y desfiles. Hoy en día, esas bandas se han visto diezmadas por falta de instrumentos y de personal.
En el 2002, se dio inicio a una etapa en el movimiento bandístico, cuando un grupo de músicos y personas, lideradas por el director Nacional de Bandas, José Andrés Vidal Hernández, hacen un levantamiento e investigación a nivel nacional, tomando en consideración su estado, sus formatos, cantidad y calidad instrumental y sus condiciones de trabajo, así como el número de sus integrantes.
Actualmente en el país existen 101 bandas de músicas, entre las agrupaciones municipales, infantiles, juveniles y otras que pertenecen a instituciones militares y académicas, según explicó Vidal Hernández, en entrevista con elCaribe.
La red bandística del Ministerio de Cultura tiene asignadas solamente 12 bandas acreditadas que reciben una asignación mensual. “El Ministerio hace todo lo que tiene a su alcance, visitábamos a las bandas, se crearon nuevas subvenciones que se destinaba para el mantenimiento de instrumentos, dieta y reparaciones. Pero luego detectábamos que las bandas gastaban el dinero en nada”, argumentó el director nacional de bandas.
Hace falta la supervisión
Inicialmente, estas bandas musicales recibían del Ministerio de Cultura una asignación de nueve a 10 mil pesos, pero el gran grueso de estas agrupaciones que están fuera de la sombrilla de esta institución, se mantenían de fondos gestionados por los ayuntamientos, diputados y senadores de las provincias a las que pertenecen. En la actualidad, no existe una institución que dé seguimiento a lo que hace cada una de las bandas, según explicó Vidal Hernández, sino que cada una opera de acuerdo a las realidades propias de los ayuntamientos de esas comunidades, ya que son estas instituciones que más utilizan sus servicios para amenizar actividades políticas, desfiles o eventos culturales.
Los instrumentos musicales son característicos e imprescindibles en las agrupaciones bandísticas, pero algunas de ellas, como las de Duvergé, El Cercado, Paraíso, en Barahona y Vicente Noble, no cuentan con instrumentos necesarios y los que tienen están en muy malas condiciones, según recoge un informe que reposa en los archivos de la Fundación Festi-Band, que también es dirigida por Vidal Hernández.
Sin embrago, existen bandas como la de Baní, Santiago, Barahona y Puerto Plata que se han mantenido en con el tiempo. “A estas bandas le damos seguimiento, porque los directores de cada una de ellas mantienen contacto con la Fundación”, indicó el funcionario del Ministerio de Cultura.
Es la realidad que enfrentan estos entes culturales de una tradición enraizada en la mayoría de los pueblos del país. En esa misma situación, de precariedades y necesidades insatisfechas, están los integrantes de las bandas. Los honorarios que recibe un músico están muy por debajo del salario mínimo. “Hay músicos que ganan entre 150 y 300 pesos mensuales, situación que genera cierta inestabilidad en su agenda de actividades. Sin embargo, hay otras que tienen un salario de seis a 10 mil pesos, y eso permite que esas bandas puedan ser aprovechadas para tocar en distintos lugares”, comentó Vidal Hernández.
Para el 2005, se creó la Fundación Festi-Band, considerada “la casa de las bandas”, donde todos los años se realizan festivales tanto infantiles como juveniles. En lo que va del 2012 se han realizado ocho funciones, la última fue en mayo. “Este año hicimos presión para que las bandas pertenecientes al Ministerio participaran en el Festival Nacional, y aún teniendo recursos autorizados por el Ministerio no se inscribieron en el evento. Se quedan rezagadas en el proceso de las bandas de música”, puntualizó Andrés.
Aún con sus limitaciones económicas, la falta de instrumentos y el agotamiento creativo, las bandas municipales siguen formando parte de la cotidianidad artística y cultural de los pueblos.