Un equipo de arqueólogos italianos desenterró este martes un esqueleto muy bien conservado en un convento abandonado de Florencia que podría ser el de La Gioconda, la mujer de la misteriosa sonrisa que Leonardo da Vinci inmortalizó en su célebre cuadro.
Según Silvano Vinceti, director del equipo de arqueólogos, este esqueleto en particular es muy prometedor pero todavía habrá que hacer pruebas para comprobar su identidad.
“Creo que hemos llegado a la parte realmente emocionante para los investigadores, la culminación de nuestro trabajo en la que nos acercamos a la pregunta clave: ¿encontraremos o no los restos de Lisa Gherardini?”, dijo Vinceti, especialista en resolver misterios de la historia del arte.
“Hoy hemos abierto otra tumba con un esqueleto completo, algo muy importante. En la primera fase de la investigación no habíamos encontrado restos humanos porque los habían trasladado a otro lugar”, añadió.
Los arqueólogos empezaron a cavar el año pasado, cuando nuevos documentos confirmaron que Gherardini, la mujer de un rico negociante de seda florentino llamado Francesco del Giocondo, vivió en el convento tras la muerte de su marido, donde sus dos hijas monjas la cuidaron y donde luego fue enterrada.
Se cree que Del Giocondo encargó el retrato a Da Vinci y, aunque no existen pruebas tangibles de ello, la mayoría de historiadores están de acuerdo en que Lisa Gherardini sirvió como principal modelo para el retrato que hoy se puede admirar en el Louvre de París.
Aunque los investigadores ya habían encontrado restos de huesos en el convento, el último esqueleto, descubierto en una tumba cerca del pequeño altar de San Francisco, está muy bien conservado y tiene el cráneo intacto.
Reconstrucción del rostro. Los investigadores someterán ahora los restos del esqueleto a una serie de pruebas para confirmar si pertenecen a Gherardini, con la esperanza de reconstruir su rostro y compararlo con los rasgos faciales de la pintura de Da Vinci.
“Las pruebas con carbono-14 nos permiten datar el periodo para saber si los restos son de mediados del siglo XVI. Luego haremos pruebas para conocer la edad de la persona cuando murió. Sabemos que Gherardini tenía 62 o 63 años cuando murió,” dijo Vinceti.
“Luego viene la prueba más importante, la del ADN, porque tenemos los restos mortales de sus hijas. Si corresponden, sabremos que son lo restos del modelo que inspiró la Mona Lisa”, añadió el arqueólogo, que también preside del comité nacional italiano para el legado cultural.
Si se confirma la identidad del esqueleto, los investigadores empezaran entonces un proceso de dos meses para reconstruir su rostro.
“Los rasgos fundamentales serán claramente visibles. Ya lo intentamos con Dante Alighieri, cuando reconstruimos su rostro. Seremos capaces de dejar atrás las hipótesis y comparar realmente la cara reconstruida de la musa que inspiró al artista y la cara de la pintura en el Louvre”, explica el arqueólogo.
La identidad de la Mona Lisa y de su cautivadora sonrisa son uno de los grandes misterios de la historia del arte y los arqueólogos del equipo italiano aseguran que es emocionante estar tan cerca de desvelarlo.
“Es un sentimiento fenomenal, sobre todo porque trabajamos con un personaje muy conocido, un ícono. Es fantástico saber que estoy trabajando en algo que hará historia”, dijo Giovanni Roncaglia, uno de los arqueólogos del equipo.