Cerramos el 2011 con resultados macroeconómicos satisfactorios, pero lamentablemente con indicadores sociales desastrosos. ¿Cuándo podremos conciliar ambos objetivos?
Recientemente mi barbero me dijo que lo que más le preocupa es la deuda pública que heredarán sus hijos, lo que evidencia que ya este problema comienza a crear inquietudes en la población. ¿Por qué no nos arropamos hasta donde la sábana alcance?
El gobierno de Irán ha dicho que si las potencias occidentales imponen un boicot a los hidrocarburos de su país, procederán a cerrar el tráfico en el estrecho de Hormuz por donde pasa el 40% del petróleo mundial. Si esto llega a suceder los resultados serían desastrosos.
Desafortunadamente algunos países todavía tienen gobiernos que se comportan como corporaciones, es decir, que reciben ingresos, realizan gastos y reparten beneficios entre sus accionistas.
¿Quién iba a decir hace apenas tres décadas que Brasil desplazaría al gran imperio británico como sexta potencia mundial? Esto demuestra que sólo se requiere determinación para poder alcanzar el éxito.
China y Japón han decidido pagar su intercambio comercial con la moneda de los dos países. ¿Podría significar esto el comienzo de una tendencia mundial que debilitaría el dólar como moneda de referencia?
Hace más de 30 años les decía a mis alumnos de la UASD, que cuando China lograra su desarrollo económico, los chinos se iban a comportar igual que los grandes consumidores de occidente. Las ventas récord de Audi, Mercedes y BMW en ese país, confirman que lamentablemente al final se impone la codicia humana.
Se comentaba hace algunos años que ya se había descubierto una fórmula para provocar el cáncer. Resulta curioso que sea a líderes populares del continente como Fidel, Lula, Chávez, Lugo y ahora Cristina Fernández que se les haya diagnosticado esta enfermedad.
La única forma que la educación se puede situar en el tope de la agenda nacional es si todos nos comprometemos a que así sea. Se requiere, pues, que las empresas, los periódicos, la televisión, los políticos, los intelectuales y la población en general se sumen a esta gran cruzada.
Una de las diferencias entre las naciones desarrolladas y la nuestra es que en las primeras los jueces de la suprema corte de justicia responden a tendencias ideológicas y en el nuestro a tendencias políticas partidistas.
Muchos dominicanos sentimos que nos estamos convirtiendo en presa de un reducido grupo y esto está creando una sensación muy desagradable.