La construcción de una escuela a orillas del río Ozama en el sector Los Cocos, en Los Guandules, Distrito Nacional, ha generado posiciones a favor y en contra. La junta de vecinos teme que el afluente destruya la inversión que hace el Estado.La obra está en su fase inicial, apenas unos seis hombres trabajan en la colocación de los pilotillos, y hasta el momento, han introducido más de 100. La puerta que da acceso al aérea está localizada al final de la calle Ricardo Carty y se mantiene cerrada. Sin embargo, un equipo de elCaribe logró entrar al lugar donde el Gobierno pretende construir la Escuela Básica Los Cocos.
Máximo Custodio, constructor que tiene a su cargo “hincar los pilotes”, tímidamente dijo que los trabajos iniciaron hace unos meses, pero no quiso revelar el nombre del ingeniero responsable de la obra y mucho menos sus contactos o nombre de la constructora.
El río debajo del terreno
Una vez dentro, se pudo observar que hay agujeros en los que al parecer trataron de colocar algún pilotillo, pero se encontraron con las aguas del río y desistieron de esa perforación. No obstante, uno de los obreros aseguró que el caudal del río Ozama nunca ha llegado hasta el perímetro.
En tanto, el presidente de la junta de vecinos María Trinidad Sánchez, Alejandro Madé, dijo que en el solar donde hacen los preparativos para levantar el centro, anteriormente había un cultivo de cocos. La idea le parece insólita, no puede creer el lugar que escogieron para levantar la obra.
“No podemos negar que necesitamos la escuela, pero el lugar que escogieron no nos da garantía futura. La construcción está sobre las orillas del río y para nadie es un secreto que podría retomar su cauce”, agregó Madé.
El dirigente comunitario pidió al Gobierno, además, que antes de terminar la construcción piense en el peligro que supone el centro para los niños que, necesariamente, por la cercanía, tendrían que estudiar en el lugar. Asimismo, afirmó que la junta de vecinos que representa no ha recibido ninguna explicación por parte del encargado de la obra, al tiempo que resaltó que la cañada Bonavides, que pasa justo al lado de la pared que delimita la construcción, se ha desbordado en más de una ocasión.