Hace unas semanas escribía un artículo titulado “Salida silenciosa, muerte anunciada”. Me refería en una parte a lo que sucedía en Guatemala con el cambio de las reglas de juego de las zonas francas, que estas salían en estampida buscando mercados donde poder competir en condiciones similares a las que en la actualidad gozan la mayoría de las zonas francas del área. La muerte silenciosa se refería a lo que sucede con la industria local, donde los continuos cambios de reglas van ocasionando que cada vez nuestro sector industrial pierda más participación en el producto interno bruto.
Aquí, para refrescar la memoria de lo que escribí el 10 de agosto del presente año, con relación a unas declaraciones de la directora de la División de Relaciones Institucionales y Comunicaciones de la Asociación de Guatemala de Exportaciones, Fanny D. Estrada, donde en dos párrafos describía lo que sucede en estos momentos con el intento de modificar la ley 392/07 en su artículo 20 y cito “Como en las épocas del circo romano, el pueblo pide sangre y sólo basta escuchar los programas en algunas radios para escuchar esa voz gritando castiguen a las empresas, pónganles obstáculos, háganles la vida imposible, hasta que desaparezcan”.
En otro párrafo la licenciada Estrada dice, para aquellos que afirman que las modificaciones son necesarias frente a las evasiones de los impuestos cito: “Vuelvo a reiterar que si alguien incumplió con la ley deliberadamente o porque los corruptos la extorsionaron, tendrá que pagar su culpa, pero no por ello, todos los demás merecen la hoguera”.
En el 2007, luego de múltiples reclamos y evidencias de que el país se desindustrializaba, se promulgó la ley 392/07 que procuraba corregir muchos de los parchos de nuestra ley de Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS).
Ahora con esta modificación, de nuevo se priorizarán las importaciones sobre la producción local, con la consecuente pérdida de empleos, de exportaciones y la necesaria generación de divisas, siempre necesarias y más ahora que tanta falta hacen en un mercado donde escasean y hasta hace pocos días se había generado un mercado a futuro, que por suerte detuvieron las autoridades del Banco Central para evitar el desarrollo de un proceso especulativo.
Los impuestos, y este específicamente, no deben ser una carga en el inicio del ciclo productivo, no sólo porque encarece los bienes manufacturados localmente, sino que peor aún, en muchas oportunidades el industrial se ve imposibilitado de compensar el impuesto ya que mientras sus materias primas pagan ITBIS los productos terminados a los que van destinados no lo pagan en virtud de alguna ley especial o sectores que socialmente el Gobierno con toda razón protege, como es el caso de los productos agrícolas, los calzados, los medicamentos, el sector de agua, solo para citar algunos.
Además, algo que muchas veces los planificadores de política económica olvidan es que somos una isla y esto obliga a los industriales a tener más inventarios que sus competidores en el exterior para poder suplir a tiempo ya que la frecuencia de los barcos no la determinamos nosotros.
Los argumentos de que esto representa un incentivo, dista mucho de ser así. La realidad es el traslado del impuesto que no debe cobrarse en aduanas sino en impuestos internos.
La tabla anexa demuestra con toda claridad que no existe sacrificio fiscal como lo establece la estimación de gastos tributarios del ITBIS elaborado por el Ministerio de Hacienda.
Pero más aún, para aquellos que afirman que cobrar el ITBIS en Impuestos Internos afecta la recaudación, el argumento queda desmontado con los mismos datos de las recaudaciones de dicho impuesto, el cual ha crecido en las industrias acogidas a Pro Industria en un 67% mientras que en el resto del sector apenas ha crecido un 21%.
¿Por qué así? Porque muchas empresas se han formalizado, otras han crecido al no tener la presión financiera de adelantar un impuesto que muchas veces no pueden cobrar, pero deben pagar. Además, un requisito indispensable para calificar en esta ley es tener todos los impuestos al día. Otra ventaja para la administración tributaria.
¿Cuántos empleos podrán perderse de aplicarse este nuevo cambio? Un amigo que recién empezó una industria en nuestro país me decía “aquí nos prometen mucho al momento de traer nuestros capitales, pero luego la historia es muy diferente y eso hace mucho daño a la inversión extranjera, que dadas esas circunstancias prefiere irse a otros países donde las reglas no sólo están más claras, sino que no me entero en la prensa diaria cuales cambian”.
Los tratados de libre comercio han golpeado fuertemente nuestra balanza comercial y una de las razones es que nunca estuvimos preparados para competir en igualdad de condiciones. La siguiente gráfica es más que significativa de cuánto ha costado en sacrificio fiscal a la economía los tratados. Con esto no pretendo que la economía dominicana le dé la espalda a las aperturas comerciales, por el contrario, creo que las mismas son beneficiosas siempre que estemos preparados para las mismas y sin dudas, no lo hemos estado.
Sólo en el 2015 el sacrificio fue de 17,664 millones. Cuánto más será cuando a las empresas se les obligue a pagar ITBIS vía aduanas que no podrán compensar y con lo cual el producto importado quedara beneficiado sin generar empleos y divisas.
En la mañana del lunes, el amigo y excelente comunicador José Monegro, en su programa Cuentas Claras, exponía un ejemplo bien claro. El productor de habichuelas no paga ITBIS, sin embargo, el productor de las fundas plásticas paga ITBIS en sus materias primas, de pagarlo en aduanas se verá imposibilitado de compensar dicho impuesto. Sin embargo, si las fundas son importadas por el productor de habichuelas las mismas no pagan ITBIS.
El siguiente cuadro muestra que somos el país, comparado con Centroamérica, que tiene la mayor tasa de ITBIS. El promedio del área es del 11%, nosotros pagamos casi el doble. De aprobarse la modificación propuesta será muy difícil compensar localmente lo que otros no pagan al exportar a nuestro país.
Todos reconocemos la necesidad de aumentar recaudaciones y reducir gastos, pero este es el camino equivocado. Estaríamos deshaciendo lo que hemos progresado y queda demostrado en una reciente encuesta realizada por la Asociación de Industrias de la República Dominicana que la carga tributaria es uno de los factores que más preocupan a los industriales.
Muchos confunden la presión fiscal de unos sectores con otros, en el caso de la producción nacional no se puede hablar del 14%, ya que la presión de este sector está más que demostrado es mayor del 30%.
Termino reiterando lo que el presidente de la República, licenciado Danilo Medina Sánchez, planteó ante las Naciones Unidas “la necesidad de evitar la competencia desleal de las grandes potencias económicas frente a los países más pobres”.
Sin duda esta modificación beneficiaría a países más poderosos y haría de nuestra economía una más pobre.