Uno de estos días en que no me sentía muy bien, alguien se acercó a mí y me pidió que tuviera fe, que lo más importante en la vida era confiar. Confiar en nosotros, confiar en los demás, en lo que hacemos y en las personas que amamos.
Para mí, es importante que los demás confíen en nosotros, inspirarles confianza, construida sobre las bases de la honestidad y la credibilidad que tanto buscamos en los otros. Ser confiables es hablar con la verdad, es ser coherentes, que no haya diferencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Luego, comencé a preguntarles a las personas qué entendían ellos que era la fe. Conseguí muchas respuestas. Unas muy vinculadas a la religiosidad, otras más filosóficas. Pero la que más me hizo reflexionar, por ser una combinación entre lo filosófico y lo espiritual, fue esta nota sobre la fe que encontré en la web.
La nota era la respuesta que un religioso, llamado el Hermano David Steindl, le daba a una persona que le preguntaba a través de la red Facebook, que qué él entendía que era tener fe, y él respondió:
“Tener fe no significa principalmente creer en algo, sino creer en alguien. La fe es confianza. Se necesita valor para confiar. Lo opuesto a la fe no es la incredulidad, sino la desconfianza, el temor.
El temor nos hace aferrarnos a cualquier cosa que esté al alcance, incluso creencias.
De este modo, las creencias pueden llegar a ser un obstáculo para la fe. Una fe auténtica adhiere a los artículos de la fe con seguridad, pero sin aferrarse a ellos. Debemos confiar en Dios, no en la idea que nos hemos formado de Dios.
Es por esto que se puede dar una gran comunión entre personas de fe profunda, aunque sus credos sean totalmente diferentes. Cuando las creencias se tornan más importantes que la fe, las diferencias, incluso más pequeñas, crean barreras insuperables.
Si nuestra gratitud crece, crece también nuestra fe. La gratitud implica confianza en el donante. Una persona agradecida dice primero “gracias!”, y después abre el paquete para ver el regalo. Tener fe es tener el valor para responder agradecidamente a cualquier situación que se presente, movidos por la confianza en el Dador”.