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Cuatro elementos, considerados básicos, integran o constituyen la educación, ellos son: persona, cultura, sociedad y naturaleza, sobre los cuales hago un breve comentario:
Persona: como expresé anteriormente, la educación se da entre personas, envuelve al hombre o al individuo, y ahí estriba su gran complejidad. Es exclusivamente la afirmación hecha en el sentido de que la educación sólo se repite entre personas, de ahí que no obstante las cosas asombrosas que puede hacer un animal, como en el caso de perros que detectan la existencia de drogas escondidas o que lleva un individuo, en ningún momento puede decirse que actuó porque fue educado para ese y otro propósito relevante, porque la educación no puede darse en animales carentes de inteligencia. Más bien podría decirse que en el caso de los perros u otros animales, que hacen maravillas, actúan bajo determinado adiestramiento, después del cual son amaestrados para hacer cosas, que muchas veces no puede hacer el propio hombre, no obstante el alto grado de discernimiento que puede alcanzar a través de la educación.
Cultura: La cultura es el medio por el cual se cultivan los conocimientos humanos, y en consecuencia enriquece y perfecciona al educando.
Se identifica también con el término “cultivar”, queriendo significar la acción y el efecto de ayudar a la naturaleza, en su desarrollo cultural, tal y como sucede en el vocablo agricultura donde un campo cultivado produce más y mejores frutos que si se dejara inculto.
La educación permite no sólo asimilar la cultura sino también transmitirla a otra persona e inclusive a otras generaciones.
El concepto de cultura apuntado precedentemente, tiene como finalidad empotrarla como elemento integrante de la educación desde el punto de vista pedagógico, pues modernamente su interpretación es harto compleja, lo que impone la obligación de concebirla tomando en cuenta planteamientos de índole sociológico, filosófico, político y antropológico.
Los progresos de la técnica extienden los beneficios de la cultura a todas las capas sociales, a fin de incorporarlas a las exigencias de la industria moderna, que demanda mayores conocimientos y especialización.
De ahí que el Estado e instituciones sociales y económicas están dedicando grandes recursos para la preparación cultural de los pueblos, tratando de extinguir la lacra social del analfabetismo y la ignorancia, usando entre otras cosas, los modernos medios de comunicación de masas: prensa, radio, cine, televisión y proyectores para programas audiovisuales.
Esto ha contribuido a la democratización de la cultura que se evidencia en nuestros días, perdiendo así su carácter elitista.
Sociedad: su significación etimológica es “agrupación mayor o menor de personas, familias, pueblos o nacionales”.
Como el hombre es un ente eminentemente social, no le es dado vivir aislado, por lo que el concepto de sociedad tiene sentido de armonía, unión o convivencia.
En este sentido la sociedad es un conjunto de individuos, caracterizados por sus relaciones sociales y educativas, comunes y recíprocas, lo que indica que el hecho educativo implica siempre relación e implementa la acción de las generaciones: adultas sobre las jóvenes. Esto nos demuestra que en la educación hay siempre un matiz social.
Naturaleza: como elemento constituyente, la naturaleza debe ser estudiada en una triple perspectiva:
- Primero, como naturaleza del educando y del educador;
- Segundo, como el campo o el escenario físico en que se ejerce el acto educativo.
- Tercero, como materia a conocer y dominar, la que en el fondo puede significarse como uno de los fines de la educación.
Efectos y objetivo de la educación
Debemos coincidir en que el efecto primario de la tarea educativa es alcanzar el desarrollo perfectivo del hombre; por eso es fácil advertir en el comportamiento de los individuos cuál de ellos ha recibido el efecto de la educación, y cuál no lo ha recibido.
Los principios de la administración escolar sostienen con fundada razón que la “educación es una empresa que rinde beneficios”, y en el último término trata de lograr un producto que en el caso del hombre no se traducirá en algo cuantitativo, medible, pesable, sino que tiene un carácter cualitativo que se traduce en actitudes de vida, hábitos de conducta, expresión de sentimientos, ajustes instintivos, etc. Que son determinantes en el comportamiento del hombre frente a sus semejantes y frente a la sociedad.
La idea de perfección implica la de modificación y el efecto que se espera de la educación es clave como se advierte en las definiciones que diferentes autores dan sobre educación.
Para hablar del objeto de la educación, es conveniente que nos preguntemos: ¿Se da realmente a la educación? Dos elementos importantes intervienen en el proceso educativo: el que da influencia -cuya acción depende del educar- y el que recibe esa influencia, -el educando-.
La aseveración anterior nos lleva a considerar en el objeto de la educación, lo que en filosofía de la educación se conoce con el nombre de educabilidad o educatividad, cuyos conceptos serán objeto de nuestra especial atención en próximos comentarios.