Washington- El anuncio de que los cubanos podrán por primera vez en más de medio siglo comprar y vender sus casas a partir de este jueves apenas ameritó una corta reseña en el diario oficial “Granma”. Unas líneas muy escasas para una medida de un alcance, según los expertos, potencialmente enorme, lo que la convierte en una de las reformas “más importantes”, si no la más significativa hasta la fecha del gobierno de Raúl Castro, afirman.
“Este cambio es mayor y potencialmente más significativo que otros”, aseguró a la agencia dpa Ted Henken, profesor de Estudios Hispánicos y Sociología en Baruch Collage, en Nueva York.
“Mientras que relativamente pocos cubanos tiene automóviles, una parte importante de los cubanos son dueños de sus casas y, por ello, estrán directamente impactados por este cambio”, explicó el también autor del blog “El Yuma” sobre Cuba y las relaciones con Estados Unidos.
Un hecho que tiene implicaciones tanto sociales como económicas, corroboraron otros expertos consultados por dpa.
“La cuestión de la casa es un tema medular para la familia en cualquier país, y restaurar la posibilidad de comprar o vender una casa es respetar el derecho a la propiedad”, señaló el vicepresidente del Lexington Institute, Phil Peters.
Y, más allá del valor a nivel familiar, con esta reforma “el gobierno efectivamente crea riqueza en cada familia que tenga el título de una propiedad residencial y les da la posibilidad de hacer transacciones con esa riqueza” y de “usar sus ganancias para sus propios fines privados”, destacó el experto.
Y ahí está, consideran muchos “cubanólogos”, la clave de esta reforma. Sobre todo por venir poco después de que el gobierno cubano haya abierto la puerta a la iniciativa privada -los llamados negocios “cuentapropistas”-, una medida que poco valor puede tener si no existe capital para iniciar la empresa.
“Esta medida va a tener un impacto enorme en toda la economía cubana, en la medida en que los ingresos por la venta de casas pueda espolear inversiones en negocios”, sostuvo Carlos Saladrigas, del laboratorio de ideas Cuba Study Group.
Pero, ¿puede ser esta medida un primer paso para una reforma más grande aún, hacia alguna forma de economía de mercado? Según los expertos, es muy pronto aún para afirmarlo taxativamente, pero la reforma abre de forma indudable una posibilidad para ello.
“Todo esto es indicativo de que el gobierno sí está listo para hacer cambios estructurales en la economía cubana, y de que los dirigentes comunistas tienen una cierta comodidad con una gran ampliación de la actividad privada, porque esto es mucho más profundo que (el acceso de cubanos) a hoteles, celulares o dvds”, sostuvo Peters en referencia a reformas anteriores de Raúl Castro.
Para el politólogo cubano-estadounidense Arturo López-Levy, tampoco hay que olvidar el gran “nivel simbólico” de esta medida.
“La cancelación de las ventas de casas había sido con un discurso de Fidel Castro (…). Esto es como revertir una decisión del Papa”, recordó este profesor asociado de la Universidad de Denver.
“Y eso básicamente dice que aquí hay una nueva administración, con mucha continuidad con la anterior, no hay una ruptura drástica con el gobierno porque sigue siendo el mismo, pero es evidente que el modelo económico se está pensando de una manera distinta”, agregó.
“La economía cubana necesita hacer la transición de un Estado que controla todas las formas de producción a otra donde ésta recae en el sector privado”, señaló por su parte Saladrigas.
“Para poder conseguir esto, Cuba necesita un sistema tributario efectivo y, un componente esencial de un sistema tributario es traer a la superficie las transacciones económicas que se producían en la economía sumergida, como la venta de coches y casas”, apuntó.
Ahora además de que los cubanos tendrán capital -con la venta de casas y coches- para responder, por ejemplo ante préstamos, se abre, según López-Levy, una “potencial reforma del sistema financiero”.
“Una economía de mercado implica crear los espacios y mecanismos donde las personas toman riesgos, pero también asumen responsabilidades, y (la venta de) carros de uso y casas ofrecen eso como oportunidad”, indicó.
Otro elemento clave, señalan los expertos, es el papel que la comunidad cubana residente en el extranjero puede tener con esta reforma y las expectativas que ello pudiera abrir en torno, sobre todo, a la política de Estados Unidos hacia la isla. Y es que que casi todos dan por sentado que, aunque oficialmente sólo los residentes en Cuba podrán comprar o vender sus viviendas, contarán con la ayuda financiera de los que están fuera.
“Ahora hay un papel positivo para los cubanoamericanos en la reconstrucción de su país”, afirmó Ted Henken. “Todavía no tendrán derecho (a comprar casas), pero sus inversiones les darán mucha más influencia y podría servir para aislar a los políticos de línea dura de la población cubanoamericana que quiere invertir y ayudar a sus familiares en Cuba”, consideró.
Con todo, ninguno de los expertos aventuró que esta reforma vaya a provocar un nuevo cambio a corto plazo de la política estadounidense hacia la isla, sobre todo en un año electoral y con el caso aún irresuelto del contratista norteamericano Alan Gross, encarcelado en Cuba acusado de espionaje y que se ha convertido en el nuevo gran elemento de tensión bilateral.