Un complejo año 2012

El FMI  prevé que la economía de la zona del euro sufrirá una recesión leve en el 2012, con un crecimiento negativo de 0.5% y que “el crecimiento de las economías en desarrollo también se desacelerar&aa

El FMI  prevé que la economía de la zona del euro sufrirá una recesión leve en el 2012, con un crecimiento negativo de 0.5% y que “el crecimiento de las economías en desarrollo también se desacelerará debido al deterioro del entorno externo y a un debilitamiento de la demanda interna”.  América Latina crecerá un 1% menos que en el 2011.    Estados Unidos crecerá  1.8%. Estiman  una desaceleración  del comercio mundial. El crecimiento de las importaciones para las economías avanzadas será de apenas un 2%. 

Este panorama gris de la economía mundial, contrasta con el crecimiento esperado de un  1% adicional para la  economía dominicana en el 2012.

Esto  afectará  los supuestos de nuestro  presupuesto nacional, y por ende las  expectativas de  ingresos fiscales. 

También deberá afectar  nuestras proyecciones de generación de divisas tanto por el lado de las exportaciones como del  flujo de turistas. 

En lo que respecta a los ingresos  de divisas vía deuda externa, a septiembre del 2011 estos habían incrementado un 20% con relación al mismo periodo del año anterior.

Un  aumento de US$1,800 millones, de los cuales US$1,000 millones se debió a organismos multilaterales como el BID, Banco Mundial y FMI, y US$530 millones a Venezuela vía Petrocaribe.  Para el 2012 está por verse  el tipo de  acuerdo que se logre con el FMI así como  los resultados de las  elecciones en Venezuela previstas para octubre.

La tasa de interés que paga Venezuela para tomar prestado en los  mercados internacionales sobrepasa el  10%, pero nos presta al  1%.   Es difícil pensar que estas facilidades  se mantendrán con un cambio de gobierno.

Por el lado positivo, la falta de demanda mundial no presionará los combustibles ni  las materias primas.

De hecho se prevé un decrecimiento de  5% en el precio del petróleo y de un 14% para las materias primas. Esto  nos favorece tanto para la  balanza comercial como para el control de la inflación.     
El panorama internacional aunque oscuro está relativamente claro. 

Ahora bien, estamos en medio de una reñida campaña electoral, donde  los  próximos tres meses determinarán los futuros cuatro años, y donde el entorno internacional  quedará rezagado a un segundo plano.

Si bien el calentamiento de la economía ha sido la práctica cada cuatro años,  hoy más que nunca está siendo monitoreada por el “mercado”. Los  ojos están puestos en el comportamiento de los  agentes oficiales y en particular el  Banco Central.

¿A qué velocidad y en que magnitud estarán dispuestos a  reducir los niveles de  reservas internacionales en el periodo electoral? Su respuesta, junto a otras, determinará que tanto se restringirán o crecerán las variables  monetarias y con esto la  economía en general.

Un balance delicado entre aspiraciones  políticas, las limitaciones del contexto, y el  monitoreo inquisidor de los  agentes económicos. l

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