La consecuencia inevitable de quienes se determinan cada día a mejorar es el éxito. Tal madurez es clave para superar obstáculos, mientras los ojos se sostienen mirando al galardón. Se necesita acero espiritual para soportar tales procesos y oro emocional para aprovechar la sagacidad que liberan sus lecciones. Aunque el proceso de Dios sea incomprensible para ti, sus pinceladas se harán visibles en cada proceso. Nuestras imperfecciones son como el lienzo en el cual Dios pinta las tonalidades de sus misericordias y los rasgos de su perfección. Sé firme, no pierdas el ritmo, ni bajes la velocidad para rendir pleitesía al ego humano; tu galardón es la complacencia divina. Confía, Él solo hace grandes obras y su mano no reposará.
¡Complácele!
La consecuencia inevitable de quienes se determinan cada día a mejorar es el éxito. Tal madurez es clave para superar obstáculos, mientras los ojos se sostienen mirando al galardón. Se necesita acero espiritual para soportar tales procesos y oro…