Cómo afectará la energía a las economías

El tema del gas natural ha sido siempre incomprendido por la mayoría. Nos hemos acostumbrado a que diesel y fuel oil se pueden comprar con facilidad y se cree que ocurre lo mismo con el primer combustible.

El tema del gas natural ha sido siempre incomprendido por la mayoría. Nos hemos acostumbrado a que diesel y fuel oil se pueden comprar con facilidad y se cree que ocurre lo mismo con el primer combustible. Lo primero que debemos señalar es que el gas natural dejó de ser barato. En estos momentos su precio internacional es mayor que el del fuel oil y los contratos se hacen con un año de anticipación, mientras que el volumen contratado, se consuma o no, hay que pagarlo. Es decir, o lo compras o lo pagas.

Esto no sucede con los demás combustibles que pueden ser comprados sin mayores dificultades. Cabe resaltar que los equipos para transportar gas natural son sólo para ese uso, mientras que cualquier tanquero puede cargar diesel, fuel oil o materias primas.

La República Dominicana se ha beneficiado enormemente de un contrato que en su momento firmara con la empresa AES, que tiene precios referenciados a Nimex Henry Hub. Esto nos permite contar con gas natural entre cuatro y cinco veces menor que el precio del mercado internacional. En la actualidad su precio se referencia al del fuel oil, pero llegando a costar más caro que este último.

Sin embargo, los descubrimientos del shale gas o gas pizarra sin duda cambiará el equilibrio mundial en muchos aspectos. Los Estados Unidos, el segundo mayor consumidor de energía del mundo, importaba un 60% de su demanda de gas natural a finales del año 2000. Se estima que para 2025 no solo no necesitará importar, sino que se convertirá en un gran exportador.

La tecnología de extracción ha generado en los medioambientalistas fricciones, pero hay que entender que el uso del gas natural eliminará mucho dióxido de carbono (C02). Sólo para Europa, producir gas natural de los yacimientos de shale gas le ahorraría 900,000 millones de euros en su meta de reducción de CO2.

Como los europeos son más medioambientalistas que los norteamericanos, Estados Unidos se convertirá sin duda en la mayor potencia exportadora mundial. China no tendrá estos costos energéticos tan baratos y ya su mano de obra e inflación se comparan con muchos otros países, además de que su consumo interno ha crecido fuertemente y aun no son productores confiables por carecer de controles de calidad eficientes, a pesar de sus enormes exportaciones.

El periodista José Antonio Zarzalejos, en su artículo La Silente Revolución Energética, dice “que la extracción de recursos energéticos fósiles alterará el equilibrio geoestratégico planetario, haciendo mucho más dual la hegemonía económica mundial, Estados Unidos, China y muy por detrás Rusia”.

A nuestro entender, esto tendrá un impacto también en Latinoamérica, primero tendremos que seguir competiendo con productores con recursos energéticos más baratos y luego esto incidirá en la disminución de la importancia petrolera de Venezuela y su enorme influencia sobre los países que reciben el beneficio de Petrocaribe.

Habría que ver cuál sería la actitud de Estados Unidos frente a la enorme capacidad exportadora de combustible barato, y no contaminante, si su posición será la de apoyar el desarrollo de los países de la región, sus mayores consumidores, para lograr un desarrollo más equilibrado de sus economías y evitar el giro hacia la izquierda que muchos de nuestros vecinos están dando, fruto de la influencia petrolera venezolana y su estrecha relación con Cuba.

Estoy convencido de que las ideologías estarán influenciadas ahora más que nunca por la economía y que la relación económica con el gran vecino del norte, nuestro mayor mercado, podría verse afectada de acuerdo a la política energética que adopte.

Esperemos que gas natural se convierta en apoyo y no que funcione como mecanismo de presión, ya que estaríamos cambiando el esquema de Petrocaribe por otro modelo, que aun cuando nos beneficia económicamente, nos silencia frente a situaciones con las cuales nadie puede estar de acuerdo.
Sin duda, para la producción nacional puede convertirse en ventaja tener combustibles más baratos porque habrá mayor abundancia, pero a la vez la competencia puede convertirse en un reto.

Si en los esquemas actuales de intercambio comercial hemos perdido mercado con la mayoría de los países con los cuales tenemos acuerdos de libre mercado ¿qué sucederá si con tiempo no tomamos medidas para hacernos más eficientes, reducir los costos de la economía, implementar políticas de inversión en tecnología, capacitar nuestra mano de obra, simplificar el tamaño del Estado e implementar políticas de ahorro? Necesitamos todo un plan nacional que se cumpla mucho más allá de los periodos electorales.

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