El Gobierno se siente satisfecho de los resultados macroeconómicos que se han logrado este año. Por ejemplo, de acuerdo a cifras oficiales , el crecimiento de la economía terminará entre un 4.5% y un 5.0%, el cual será similar al promedio alcanzado en América Latina.
Asimismo, la tasa de inflación cerrará el año alrededor del 7.0%, la cual aunque un poco elevada, también es satisfactoria dado el aumento del precio internacional del petróleo y de algunos alimentos básicos, como el maíz y el trigo.
Por otra parte, la moneda nacional se ha mantenido relativamente estable pues en lo que va del año sólo se ha depreciado en alrededor de un 3.3%.
Sin embargo, nos deben preocupar dos cosas. En primer lugar, es significativo que a pesar de estos satisfactorios resultados macroeconómicos, de acuerdo a una encuesta de la Gallup, un 84% de la población considera que la economía está muy mal (48%) o mal (36%).
Por lo tanto, habría que ver el porqué de esta contradicción. Una explicación podría ser la mala distribución de los beneficios del crecimiento económico entre los diferentes estratos de la población, como lo evidencia el hecho de que más de un 14% de la fuerza de trabajo está desempleada y un 57% de los ocupados se dedican a trabajos informales sin sueldo fijo.
Además se estima que un 50% de los hogares dominicanos están bajo la línea de la pobreza.
Obviamente, para estos dominicanos la economía no está funcionando bien. Asimismo, las encuestas más serias arrojan que más de un 60% de la población considera que su principal problema es el alto costo de la vida, lo cual también contrasta con los niveles de inflación que reflejan las estadísticas oficiales.
En segundo lugar, nos debe preocupar el costo que tendremos que pagar por estos resultados macroeconómicos. Es bien sabido que sin un masivo endeudamiento público no hubiera sido posible mantener este año la estabilidad macroeconómica y consecuentemente hubiera sido muy difícil lograr tasas de crecimiento satisfactorias.
Pero también sabemos que este endeudamiento tendrá un alto costo en el futuro inmediato.
Basta recordar, no sólo que la deuda pública ya representa más del 40% del PIB, sino que durante este año el gobierno ha tenido que dedicar alrededor de unos 110,500 millones de pesos para el pago de la deuda pública, lo que equivale a un 40% de los ingresos tributarios.
Con esta tendencia, se irá reduciendo significativamente el margen de maniobra de los futuros gobiernos.
En consecuencia consideramos que ha llegado el momento en que nos debemos concentrar en corregir lo que anda mal, en lugar de dedicarnos sólo a lograr cifras macroeconómicas satisfactorias a fin de año, pues es mucho lo que tenemos que hacer para mejorar la calidad de vida presente y futura de los dominicanos. l