El chantaje ha sido un método torcido utilizado desde tiempos inmemorables para sacar provecho de las personas, obtener ventajas, dañar reputaciones y para obtener riquezas de manera ilícita.Reyes y papas lo utilizaron en la Edad Media para conservar su poder y obtener recursos financieros. Por suerte, hoy día las monarquías de occidente se mantienen bajo la mirada de los súbditos y, aunque no dejan de protagonizar escándalos de vez en cuando, tanto ellos como el papado han desechado estas prácticas viles y malsanas.
En la actualidad, como sabemos, los medios de comunicación han tenido un auge y crecimiento como nunca hubiéramos soñado. Sin embargo, como toda creación humana se prestan para el bien o para el mal. Ejemplo de esto último, los nuevos medios han sido aprovechados por algunos sectores enemigos de la verdad y el progreso, para un nuevo tipo de chantaje, tal y como sucede en nuestro país.
Desafortunadamente, los bajos niveles de educación de nuestra sociedad, son terreno fértil para la propagación de mentiras, rumores y anti-valores, y sin pruebas ni comprobaciones, se daña la fama de políticos, empresarios y personas de honra y principios sin tacha.
Recientemente, en un hecho insólito, se dio credibilidad a una persona condenada fuera del país que trató de manchar la reputación de un prominente líder político, que fue precisamente quien facilitó su extradición y posterior condena.
La semana pasada me llamó mucho la atención cómo un reconocido medio y un popular comunicador que ha logrado tener vigencia gracias a las mentiras y el insulto, arremetió contra una de nuestras grandes empresas multinacionales sin fundamento alguno, al insinuar que la misma tuvo participación en el reciente asesinato de un joven político, ya que en algún momento se había expresado en contra de la instalación de ésta en el país.
Si usamos este argumento, también se debía investigar al referido comunicador porque él, por razones muy diferentes, llevó la voz cantante en contra de una empresa que en los últimos años no ha hecho otra cosa que favorecer el crecimiento y la estabilidad macroeconómica del país mediante los impuestos que aporta al fisco.
He conversado sobre este tema con muchas personas. Un político muy importante, que me merece todo el respeto, me confió que unos años atrás fue víctima del chantaje de unos comunicadores y que incluso se prohibió mencionar su nombre en una emisora determinada.
Muchos empresarios reconocen el daño que hacen estos seudo-comunicadores, que deshonran su profesión y salpican el trabajo de los comunicadores de verdad, que gracias a Dios, son mayoría. Por otra parte, siembran la cizaña de la duda sobre la honorabilidad de empresarios, políticos, líderes de opinión y otras personas con relaciones de trabajo en el extranjero, por lo que muchos han optado por ceder a los chantajes para evitar manchas en su imagen y las de su empresa ante la comunidad internacional.
Bienvenido sea el dinero que se obtiene por medios lícitos, bienvenido el que sirve para la creación de empleos, bienvenido el que se usa para causas nobles; el que nunca será bienvenido es el que sirve para dar apoyo al chantaje mediático.
Creo que ha llegado el momento de hacer frente a este mal milenario que mata reputaciones, que consigue posiciones y llena bolsillos. Promovamos el repudio a estos programas y contribuyamos así a crear la sociedad en que queremos que crezcan nuestros hijos y nietos, una sociedad sana, sustentada en valores como la verdad, la justicia y el respeto.