Comer carne de conejo tiene múltiples beneficios para nuestra salud, por las propiedades que tiene. Se trata de un alimento magro, por lo que es bajo en grasas – aporta únicamente 140 calorías por cada 100 gramos -. Así pues, su consumo se recomienda tanto en dietas de adelgazamiento como en dietas bajas en colesterol. Es un tipo de carne muy fácil de digerir, por su bajo contenido en colágeno, por lo que es muy indicado para las personas que padecen algún problema estomacal. Y además, el conejo es bajo en sodio, por lo que es ideal en la lucha contra la hipertensión.
Por otro lado, es una fuente de proteínas de alto valor biológico, y de minerales como potasio, calcio, sodio, selenio y fósforo, básicos para el buen funcionamiento del organismo. Pero no solamente es una carne baja en grasas y colesterol, sino que es un aliado en la dieta de todo deportista, pues le ayudará a aumentar los tejidos musculares y su calidad.
Pero el conejo no solo tiene estas propiedades, sino que además destaca su alto contenido en minerales. Concretamente es importante su contenido en zinc, magnesio y hierro, fundamentales para el buen funcionamiento del organismo y tareas básicas como la producción de glóbulos rojos, así como el mantenimiento del buen equilibrio orgánico. Su contenido vitamínico también es importante. Destacan las altas dosis de vitaminas del grupo B, como la B12, la niacina o vitamina B3 y la piridoxina o vitamina B6, todas ellas fundamentales en la realización de diversas funciones del metabolismo, como la asimilación de los alimentos, fabricación de tejidos y sistema nervioso.
¿Cómo consumirlo? La carne de conejo conjuga muy bien con una gran cantidad de ingredientes, como las legumbres. Además, su bajo contenido en sodio permite el uso de una gran variedad de hierbas aromáticas y especies que realcen su sabor. En definitiva, esta carne va a la perfección con la cocina tradicional y la más innovadora.