Si canta la escuela, la patria se eleva (1 de 2)

Dedicado a mi amigo Dr. Leonardo Matos Berrido, ex secretario de Estado de Educación, 1975-1978.Hace más de seis (6) décadas en las Escuelas donde nos formamos, con maestros de gran vocación y conocimientos, aunque no tenían la oportunidad…

Dedicado a mi amigo Dr. Leonardo Matos Berrido, ex secretario de Estado de Educación, 1975-1978.

Hace más de seis (6) décadas en las Escuelas donde nos formamos, con maestros de gran vocación y conocimientos, aunque no tenían la oportunidad de capacitarse como hoy, en prestigiosos centros universitarios existía un componente educativo denominado “La Canción Escolar”, para lo cual se utilizaba la otra titulada “El Patriotismo y la Escuela”, declarado texto oficial por el Consejo Nacional de Educación en fecha 15/02/1916, según consta en la comunicación dirigida a su autor don Ramón Emilio Jiménez, suscrita por el entonces superintendente general de Enseñanza Pedro Henríquez Ureña.

Esas canciones  las encontrábamos en el libro denominado “La Patria en la Canción” autoría del excelente intelectual y maestro Don Ramón Emilio Jiménez, quien fue el primer titular de educación cuando en 1934 se creó la Secretaría de Estado de Educación.

El autor dividió la obra en cuatro series dedicados a la infancia, a la puericia, que es la edad que media entre la adolescencia y la infancia, así como canciones para la adolescencia y para la juventud.

Por su interés incluyo debajo el Plan de la obra “La Patria en la Canción” que dejó escrita su autor:

Cada período en la vida del niño marca un paso en su progresivo desarrollo, y sus necesidades varían según la edad, como el ambiente según las estaciones. Los libros de canciones escolares escritos sin miramientos de grados para todos los alumnos, pecan de inadaptables a su objeto. Tanto se falta al arte de enseñar haciendo hablar al pequeño de lo que no comprende como haciéndole cantar lo que no entiende. No podrá interesarse sino por lo que sabe a pequeñez, por lo que tiene el don de la simplicidad. La misma adaptación al alma ingenua de los niños ha de tener la música. Sin ese requisito de ambiente, la matará la indiferencia de los niños.

El hombre canta en todo el curso de su vida. Es un error hacer el canto exclusivo de la escuela primaria, y lo que es peor aún, del ciclo elemental de esta enseñanza únicamente. Es común en muchas partes el no cantar los estudiantes, de preferencia los varones, cuando han dejado de ser niños. Tienen a menos la canción escolar. Así, en la Escuela Primaria Superior no es fácil hacerles entonar el himno patrio;  en la secundaria es ya difícil, y en la Universidad, casi imposible. Y no hay para qué decir lo que tienen harto sabido los maestros: los efectos, como de magia, que la armonía produce sobre los groseros instintos y pasiones, que hacen del canto el más fino instrumento de la ética y el aliado más fiel de la bondad.

Esta obra ha sido compuesta para ofrecer en forma gradual y sistemática materia educativa a todos los alumnos, desde el párvulo hasta el joven. Consta de cuatro series: Canciones para la Infancia; Canciones para la Puericia;  Canciones para la Adolescencia, y Canciones para la Juventud.

Como ensayo se publicó en el año 1917 la sección infantil, que hoy aparece aumentada y corregida. La forman, en su mayor parte, motivos sobre cosas familiares a los niños: los pájaros que oyen cantar; los ríos que ven correr; la típica escena del lavado de ropa en las márgenes floridas;  la criolla siembra, todo ello movido con la sal del juego, ya que el juego es el mejor aliado de la infancia. Comienza aquí, insensiblemente, el amor a la Patria, que se acentúa en la segunda parte del libro, en la cual aparecen sus tres formas simbólicas: la bandera, el escudo y el himno, y con ellas, cantos destinados a inspirar al campesino el amor a la tierra, espíritu de la verdadera escuela de campo;  la tierra, que lo es todo para él: la garantía del pan, el consuelo de la familia, la base de su felicidad y de su fervor.

Recordemos himnos como el dedicado al Padre de la Patria Juan Pablo Duarte, cuya primera estrofa dice así:

“En la fragua de la escuela
nuestra Patria fue forjada,
y al calor de tu enseñanza
le infundió vida sagrada.
La gloriosa trinitaria
que fundara tu heroísmo
fue la cátedra primera
de moral y de civismo”.

En este mes de octubre se celebra El Mes de la Canción Escolar y lo dedico al Dr. Matos Berrido porque cuando fue titular de educación nos puso a recordar los primeros años de nuestros centros educativos, como fueron los de La Vega y Salcedo donde nacimos, despertando nuevamente “La Canción Escolar”, que tanto gustó al país, y que contó con el significativo lema de “Si Canta la Escuela la Patria se eleva”.

Esta y otras iniciativas manifiesta que el Dr. Matos Berrido, sin ser maestro, se perfila como uno de los mejores secretarios de Educación.

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