Hoy en día, existe una probabilidad de un 50% de que se le diagnostique cáncer en algún momento de su vida. Ese número se ha disparado desde apenas un 3% en los años 1,900. ¿Entonces, qué ha cambiado? Nuestro estilo de vida, desde la forma en que se desarrolla nuestro día de trabajo, los alimentos que comemos, el aire que respiramos, etc.
En este artículo me voy a centrar en tres factores que todos deberían saber sobre la formación y el crecimiento de las células cancerosas, entre ellos: pH, oxígeno y algunos factores dietéticos. Vamos a empezar con el pH, que mide el grado de acidez o alcalinidad de una sustancia. Su saliva y la orina tienen un rango específico de pH de 6.0 a 6.4, cuando todo está funcionando correctamente; si cae por debajo de 6.0 estará ácido y por encima de 6.5 será alcalino. Hacerse pruebas esporádicamente del pH de la orina a primera hora de la mañana, así como vigilar el pH de la saliva es una excelente manera de controlar el metabolismo interno de su cuerpo.
Los pacientes con cáncer son siempre ácidos; de hecho las células cancerosas sólo prosperan en un ambiente ácido, así que la regla número uno es la adopción de un estilo de vida alcalino incluyendo en la dieta un 80% de alimentos que ayuden al cuerpo a mantener un estado alcalino. Esto se debe combinar con la eliminación de productos de desecho. Encontrar maneras de ayudar a la eliminación de los tóxicos es muy beneficioso.
Beber mucha agua y comenzar un programa de meditación para ayudar a la serenidad emocional/mental es una buena medida. Es importante entender que todo lo que comemos, respiramos y pensamos afecta al cuerpo, ya sea dejando un resultado alcalino o ácido en nuestro cuerpo.
La próxima semana veremos el papel que desempeña el oxígeno con respecto al cáncer.