La piel es el órgano más grande y también el más sufrido. Será que te parece familiar el bronceado sin precauciones en la playa o el salir de casa sin utilizar protector solar, dejando el camino libre para que “señor sol” sigua haciendo de las suyas.
Si bien es cierto que los médicos recomiendan tomar un baño de sol por los aportes de vitamina D -que es la que ayuda, entre otras cosas, a que el calcio llegue a los huesos-, exponerse sin tomar las precauciones adecuadas podría ser fatal.
Una de esas consecuencias graves es la “neoplasias malignas de la piel”, mejor conocida como cáncer de la piel, que es el tipo de cáncer más comúnmente diagnosticado en todo el mundo, según el CancerQuest, un programa de extensión de la Universidad Emory, que brinda educación acerca de esta enfermedad. En su investigaciones aseguran que el causante principal es la exposición excesiva a los rayos ultravioletas, en horarios en los que éstos son más intensos (de 10 de la mañana a cuatro de la tarde).
Pero hay otras causas. Algunas de ellas son las lámparas y cabinas para el bronceado; el uso de sustancias químicas como el arsénico, la brea industrial, la parafina y algunos tipos de aceite, así como la radioterapia, sugiere el portal dmedicina.com del periódico español, El Mundo.
En el libro Donde no hay doctor: ima guía para los campesinos que viven lejos de los centros médicos, del Doctor David Werner, publicado dentro del programa de la Organización Panamericana de la Salud, se explica cómo podemos detectarlo.
Generalmente se presentan en su etapa inicial como una llaga de color perlado, con un agujero en el centro, siendo más propensa su aparición en los lugares con más exposición solar. Éste es el conocido como carcinoma basosecular, el más frecuente de los tres tipos de cánceres de piel. Suele desarrollarse después de los cuarenta años y es más prevalente en hombres rubios y de tez blanca. En sentido general sus síntomas son indoloros, por eso la poca preocupación del paciente.
Los otros tipos de cáncer son el carcinoma escamocelular y el melanoma maligno, siendo este último el menos frecuente pero sí el más grave.
El más peligroso
Según la Fundación Internacional del Cáncer de la piel, el Melanoma es la forma más peligrosa del cáncer de piel, ya que si alcanza un estado avanzado puede causar la muerte. Más de cien lunares en el cuerpo corre el riesgo de sufrir de un melanoma, asegura la fundación. ¿Qué recomiendan? Que acudas al doctor al menos una vez al año. Si se detecta a tiempo, dígase en su etapa precoz, se puede curar en un 100%.
Tratamiento
Como en la mayoría de los casos, un factor fundamental en la prevención es la educación. Tal como lo afirma cancerquest.org: “La educación sobre el cáncer de piel puede conducir a decisiones más saludables con respecto a la exposición solar y otros factores de riesgo”.
Y si la intensidad de la luz ultravioleta es detonante, la menor exposición a sus rayos es la mejor forma de prevención posible. Si son los que produce el sol, sal a su encuentro con una vestimenta adecuada, fresca pero que te cubra la piel. Usa lentes de sol, sombreros de ala ancha, sombrillas.
Las cremas de protección solar también son un aliado para combatirlo. Se recomienda usarlas sobre esas partes de la piel que quedan al descubierto minutos antes de salir (para que su acción sea eficaz), y aunque el cielo luzca ligeramente nublado. Los rayos UV pueden atravesar las nubes.
El médico no debe ser la última opción. Visita con frecuencia el dermatólogo, para que determine si hay alguna anomalía en la piel que quizás hayas pasado por alto. De todos modos, hay que estar pendiente y auto evaluar nuestra dermis para notar si algún lunar que tenías al nacer cambia de aspecto o de color.
En el caso del Melanoma, la cirugía es la forma principal de tratarlo, indica la Fundación Internacional del Cáncer de la Piel. En los casos avanzados, la quimioterapia, la radiación y la inmunoterapia son el auxilio para retardar la enfermedad. La mala noticia es que si ya alcanzó la etapa avanzada, es muy difícil de curar.
Incidencia
James F. Balch, M.D. y Phyllis A. Balch, autores del libro Recetas nutritivas que curan, refieren que cada siete años, 600 mil estadounidenses contraen algún tipo de cáncer de piel, y que cada 10 mil mueren de esta enfermedad.
Lo lamentable es que tampoco este mal conoce de edad. Aseguran que el promedio de los pacientes de cáncer de piel es cada vez más baja. CancerQuest le da fuerza a este dato al asegurar que la piel de los jóvenes también es sensible a padecerlo, teoría que confirman con el testimonio de Philip Groom, un joven de 16 años sobreviviente de cáncer en la piel.
Debes saber que:
– La enfermedad se está desarrollando en las mujeres menores de cuarenta años, el doble de rápido que en los hombre del mismo grupo de edad.
– La exposición al sol no solo es la causa principal de las arrugas, sino el responsable en un 90% de los cánceres de piel.
– Los que en su infancia sufrieron quemaduras en la piel, tienen el doble de probabilidades de sufrir de esta enfermedad cuando sean adultos.
– La Agencia Federal del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés), asegura que no existe diferencia entre un protector solar de 50 y uno de 90: “No existe ninguna prueba que demuestre que los factores de protección mayores a 50 presenten algún beneficio adicional para la piel”, asegura la doctora Jill Lindstrom, dermatóloga afiliada a la FDA.
– La FDA asegura que tampoco hay ningún protector resistente al agua. Lo recomendable es decir que aguantan “X” tiempo, pero luego que rebase dicho intervalo, debe aplicarse nuevamente.
– Una crema de factor protector inferior a los 15 no previene el cáncer de piel.
– El uso de protección solar y la detención temprana redujo la mortalidad por el tumor de Melanoma en un 40% desde el año 1940 al 2000.
¿Por qué se descama la piel?
El libro Recetas nutritivas que curan, explica con detalle que, luego de la exposición a los rayos ultravioletas, el mecanismo para la reparación de la piel reacciona de tal forma que las células dañadas no solo dejan de reproducirse, sino que mueren. Por eso se desprenden y son remplazadas por células sanas y nuevas. Si este sistema dejar de funcionar o lo hace con deficiencia, las células dañadas seguirán reproduciéndose y la piel corre el riesgo de seguir deteriorándose con la exposición a los rayos UV.