La minera Barrick Gold de capital canadiense opera en la provincia de Sánchez Ramírez (Cotuí), en la explotación de una mina de oro, con un permiso de explotación en las montañas del mismo corazón de República Dominicana, bajo un contracto leonino en el aspecto económico, social y en violación a la Ley 64-00 de medio ambiente y recursos naturales.
En el breve tiempo que tiene devastando nuestros bosques y montañas, el desastre ecológico es una realidad principalmente en Cotuí, pero la contaminación ambiental se siente en Bonao y La Vega, con la toxicidad de las aguas, la desaparición de especies acuáticas y terrestres de esta región cibaeña.
Antes estos daños enorme a la fauna, flora y a los seres humanos, el Ministerio de Medio Ambiente se mantiene indiferente, y la Gold sigue contaminando las aguas de los ríos Maguaca, Chacuey, Yuna y las aguas de la presa de Hatillo que es usada para su operación con elementos dañinos y venenosos como es el cianuro.
Campesinos y lugareños circundantes a la Barrick Gold viven en un estado de miseria y sufriendo de enfermedades incurables, pues sus fuentes acuíferas, sus tierras, aves y animales están muriendo lentamente, pues el uso de cianuro, mercurio y otras sustancias, elementos tóxicos y altamente contaminantes han destruido y acabado con el medio ambiente.