Recientemente la presidenta de Brasil anunció que darán incentivos fiscales por 16,000 millones de dólares y endurecerán las barreras comerciales para proteger a los fabricantes afectados por el fortalecimiento del real, el cual ha contribuido en un aumento de las importaciones chinas.
Estos incentivos fiscales se diseñan luego de que un informe mostrara que la producción industrial cayera 1.6% en junio, el segundo descenso más pronunciado desde 2008. El plan, llamado “Un Brasil más grande”, eliminará un impuesto a las nóminas de 20% para industrias como calzados y las compañías de software afectadas por el fortalecimiento del real que ha reducido el costo de las importaciones e intensificado las quejas de las empresas sobre los costos excesivos.
El plan también contiene un mandato de favorecer a los proveedores locales en compras del gobierno aunque competidores extranjeros ofrezcan mejores precios. Esto contrasta con las quejas en nuestro país, principalmente de productores de insumos para la construcción como tuberías, quienes señalan que existe un sesgo por favorecer productos extranjeros en construcciones públicas.
El plan brasileño se concentra en cuatro sectores, pero podría expandirse a otras industrias. Sus costos serán compensados por un impuesto de 1.5% a las ventas de las empresas. También se darán créditos impositivos a los exportadores de productos industriales por un monto equivalente al 0.5% de sus ventas de exportación, tasa que podría aumentar a un 3% en el futuro.
En el aspecto defensivo, el gobierno tiene planes de fortalecer sus reglas anti-dumping, y ampliar por un año más los incentivos fiscales en las compras de bienes de capital. En adición, el banco estatal de desarrollo brasileño ampliará los financiamientos para las industrias manufactureras.
Para protegerse de importaciones baratas que afectan el aparato productivo, Brasil iniciará conversaciones con sus socios de Mercosur para aumentar los aranceles para unos 100 productos. En adición están estudiando otorgar mayores incentivos a industrias estratégicas como la automovilística.
Si bien la República Dominicana no ha visto su moneda apreciarse, no es menos cierto que cuenta con acuerdos de libre comercio con los dos principales bloques mundiales, los cuales exigen mayores niveles de competitividad. Debemos emular la atención que presta Brasil a su industria manufacturera y la cobertura de este plan en tres áreas: Primero, reducción de costos para las industrias, donde los impuestos y los intereses financieros tienden a ser elementos importantes. Segundo, incentivos a las exportaciones. Tercero, aplicación de mecanismos de defensa comercial, ya sea vía el fortalecimiento de leyes anti-dumping o con el aumento focalizado de aranceles.
Roberto Despradel es economista
