Nos presenta la impunidad, la corrupción y el mundo de las drogas con lágrimas en lugar de risas, como ya es costumbre, ¿No comparte entonces la muletilla de que al dominicano le gustan las comedias baratas?
No lo creo, lo que pienso es que al público dominicano hay que enseñarle nuevos sabores cinematográficos. Tenemos una historia de cine muy corta, apenas estamos en pañales. Hay que dar tiempo para que se cree una cultura cinematográfica. Ahora estamos dando los primeros pasos. La lucha de Ana es sin duda alguna, una película muy diferente a lo que se ha visto, y tengo fe que el público la apreciara de igual forma que a una comedia.
Ana y su lucha es un tema no solo local, sino que muchos países se verán identificados ¿Ha sido esto un factor para que nos represente en el exterior?
Claro. La película ha conectado con el público latinoamericano y con gran parte del público no hispano. Es una historia que pasa en la mayoría de los países latinos. Recientemente en la presentación en el Festival de la Habana, en Nueva York muchos puertorriqueños, venezolanos, mexicanos se nos acercaron para decirnos que ellos se identifican con el filme porque ya sea de una u otra forma estas cosas se viven en sus países también.
¿Qué tan difícil es realizar una producción de este tipo en el país?
Muy difícil porque tradicionalmente los dramas no han funcionado en taquillas y por ello no encuentran apoyo. Asimismo se les da poca publicidad lo que contribuye al fracaso taquillero. Pero las cosas comienzan a cambiar. Hay un rayito de luz en cuanto a esto.
¿Crees que el público dominicano apoye los dramas?
Creo que sí, siempre y cuando aborde un tema atractivo y con el que se puedan identificar. La lucha de Ana, por ejemplo, no es solo un drama, es una película llena de poesía, mensajes y es un retrato de quienes somos los dominicanos y de lo que es nuestra sociedad.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Tengo dos proyectos en carpeta que aunque son de diferentes géneros mantienen la línea del aspecto social.