Ubicado en las avenidas Duarte, México y Mella, sin dejar fuera de su territorio la calle Benito González de Villa Francisca, el Barrio Chino de Santo Domingo abre una puerta a la lejana China, su gente, su cultura, su exótica comida y una gran variedad de artículos para todo uso. La comunidad china en República Dominicana se ha hecho sentir y su presencia ha sido notoria por su ininterrumpida actividad comercial, intelectual y cultural. Esta comunidad, integrada por los hijos y nietos de ciudadanos chinos que llegaron al país cuando corrían los siglos XIX y XX.
Trabajadores incansables, respetuosos de las costumbres y normas de los lugares en donde se establecen, comparten con entusiasmo su cultura, costumbres y estilo de vida y para ello, han hecho una tradición, en cada país establecen un China Town, o Barrio Chino. Allí, en este caso, los dominicanos y extranjeros que visitan el país, entran en contacto con una de las tradiciones más exóticas y llamativas, que miles de años más tarde, conserva inalterable su idiosincrasia.
A lo largo de su extensión, son expuestos los más variados productos procedentes de China. Productos de belleza, para el cuidado personal, para la higiene y decoración del hogar, ropa, calzados, lencería, bisutería, muebles, todo tipo de alimentos, en especial mariscos y vegetales, originarios de la milenaria nación, forman parte de los atractivos que invitan a nacionales y extranjeros a darse una vuelta por este lugar de la capital dominicana.
El Barrio Chino de Santo Domingo es un espacio ideal para pasear en familia, y por eso es muy común ver a familias enteras, mayormente los domingos, caminar por sus calles, detenerse en un restaurante al mediodía; degustar algún plato de la gastronomía china; pasar por las tiendas y supermercados; adquirir alguna mercancía comestible o para adornar el hogar, uno que otro de sus licores y té, alguna planta ornamental, esencias para aromatizar la casa o el jardín, una de las batas o vestidos con su diseño particular y la muy requerida vestimenta tradicional.
El Barrio Chino de Santo Domingo fue fundado en el mes de abril del año 2008, inaugurado por el presidente Leonel Fernández junto a la directiva de la organización “Flor para todos”, una institución que promueve la cooperación, la educación, la autogestión, las comunicaciones, el arte y el conocimiento general de la cultura china en la región del Caribe y que en Santo Domingo está encabezada por Rosa NG.
El barrio es una realidad, gracias a una iniciativa de la fundación Flor para Todos, a la cual se unió la comunidad china de Santo Domingo y el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Esta institución es dirigida por la señora Rosa Ng, hija de inmigrante chino del siglo pasado, quien ha trabajado con empeño y dedicación para difundir y rescatar todos los elementos de su cultura. Para lograr dar vida a este lugar, Rosa contó con el apoyo de la comunidad china que se ha integrado a la sociedad dominicana, la cual integran médicos, profesores universitarios, artistas, historiadores como José Chez Checo y Mu Kien Sang Ben.
El paseo
La entrada principal se encuentra ubicada en la intersección formada por las avenidas Duarte y Méjico, desde donde se da inicio a un recorrido lleno de atracciones, donde no falta un rico platillo para degustar, ropa, calzado, electrodomésticos y toda clase de curiosidades que hacen sentir al visitante en uno de los mercados populares del lejano país.
Unos pasos adelante, el Dios del bienestar y la prosperidad, no deja pasar al transeúnte si darle la clave para alcanzar las bondades que profesa.
En su tabla reza: “Que entre la fortuna y lleguen los tesoros”. No es raro ver a los transeúntes leyendo esta inscripción y tratando de memorizarla como si se tratara de una suerte de oración, que algunos, como Adriana Rosario, prometen repetir en su hogar y aconsejar a sus amigos a hacer lo mismo para que les llegue la deseada bonanza económica.
En la acera del frente, en dirección oeste-este, una grácil figura llama la atención, es La Princesa China, bella, apacible, diminuta.
Una belleza oriental, que además “inspira esperanza y la búsqueda de la prosperidad, con el trabajo y la autogestión”. Como una forma de demostrar que el trabajo arduo y honesto, es también asunto de las mujeres bellas.
Casi a la salida, llegando a la avenida Mella, El Militar de Alto Rango, luce con gallardía su uniforme, “impone una moral de fortaleza formulada por el estratega Sun Tzu, creador de El Arte de Guerra”.
Al otro lado del militar se encuentra el Monje Budista, aquel que “renuncia a todo lo terrenal para dedicar su vida al espíritu”.
Los dominicanos
En este espacio, donde se aprecia la cultura, los productos y la exquisita y muy popular gastronomía china, es también un punto donde dominicanos dedicados a la comercialización de diversas mercancías han establecido una relación de respeto y colaboración mutua.
Los dominicanos que acuden por múltiples razones, afirman sentirse cómodos y seguros en el lugar, afirman que los precios son buenos y la variedad de productos es impresionante.
Y es que esta zona no está únicamente reservada a los nacionales chinos y a los dominicanos, ya que con el tiempo, cada vez más turistas de diferentes nacionalidades se interesan por ir de compras, de paseo o simplemente, se animan a recorrer los comercios del Barrio Chino Dominicano, como muchos le llaman, porque encuentran todo lo que buscan.
Domingos
El día de mayor movimiento en la zona es el domingo. Ese día, las calles se llenan de comerciantes y compradores: unos para ofrecer vegetales, mariscos, carne, y los otros para adquirirlos, pues los bajos precios, la frescura y la variedad, en especial de los vegetales, constituyen atractivos irresistibles para los compradores. l