Mientras se dirigía a pie a su casa, a las 5:45 de la mañana del pasado 2 de agosto, Rubén Darío Rodríguez Regalado fue encañonado por dos individuos que le despojaron de todo lo de valor que cargaba encima: su celular y 500 pesos.
A escasos metros, en la avenida Abraham Lincoln esquina avenida México, el segundo teniente Robinson Suárez Suárez y el sargento Saymon Alexander Cordero Hernández, caminaban hacia su trabajo cuando advirtieron y dispararon para disuadir a los atracadores, originándose un enfrentamiento a tiros.
En la balacera, uno de los atracadores fue herido en una pierna, pero desde el volante del carro donde le esperaban otros tres cómplices, entre ellos una mujer, baleó mortalmente en el pecho a uno de los dos militares y en el glúteo derecho a Rodríguez Regalado, la víctima del asalto.
Tirado en el pavimento, agonizando, el teniente Suárez fue auxiliado por el sargento Cordero y otras personas que pasaban por el lugar y llevado al hospital central de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, donde expiró.
Salvo los casquillos de las balas disparadas y la sangre en la acera, ninguna otra evidencia dejaron los asaltantes en la escena del crimen.
Sin embargo, cuando los investigadores policiales interrogaron a Edwin René Arriaga Serrano, quien fue apresado en el hospital traumatólogico Ney Arias Lora mientras era curado de la herida en una pierna, éste no tuvo reparos en admitir su participación en los hechos y la identidad e implicación de sus cómplices.
Julio Eliezer Arias Díaz fue el segundo en caer en manos de la policía, luego de una requisa domiciliaria en el sector de Sabana Perdida, en donde fue localizada la pistola con la cual se le dio muerte al teniente Suárez Suárez y el carro marca Toyota Corolla, color azul y sin placa, en que viajaban los individuos.
Walkidia Valverde, concubina de Arias Díaz pese a su licenciosa vida de mujer de la calle, fue la tercera persona del grupo en ser detenida.
Y, por último, cayó Wáscar Lizardo Marte Pozo, quien después del atraco pidió a sus cómplices que lo dejaran en la avenida John F. Kennedy, desde donde se trasladó a la tienda Ikea, donde fue aprehendido en el almacén de electrodomésticos de la tienda donde trabajaba.
José Isaías Martínez, de apenas 18 años, no andaba en el carro junto a los demás implicados, pero de acuerdo a los investigadores policiales éste se prestó para esconder una de las armas utilizadas por el grupo, por lo que, tras conocérsele las medidas de coerción a los imputados, se le impuso una fianza y presentación periódica por ante el Ministerio Público, al igual que a Mechy Amarante Díaz, prima de dos de los miembros de la banda acusada de la muerte del teniente Suárez Suárez y del asalto a Rodríguez Regalado.
Modus operandi del grupo
De acuerdo a las investigaciones policiales, el grupo era uno más de la delincuencia común que azota las vías públicas del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, y operaba en “días y sectores convenidos” utilizando como medio de transporte un carro, la mayoría de las veces robado, que luego dejaban abandonado, aunque en ocasiones los integrandes de la banda se trasladaban en motocicletas o vehículos de concho.
La noche anterior al día que asaltaron a Rodríguez Regalado y dieron muerte al sargento de la FAD, Suárez y Suárez, la banda despojó de dinero en efectivo, celulares y prendas a cuatro personas, incluyendo un vendedor de frutas, en una calle de la Ciudad Colonial, según confesiones de Walkidia Valverde, en su doble rol de mujer de uno de los integrantes de la asociación de malhechores (Arias Díaz) y cómplice de una gran parte de sus acciones delictivas, pese a que algunos, durante el día se desempeñaban como empleados de empresas privadas.
Hipótesis que siguen bajo investigación
La Dirección de Investigaciones Criminales (Dicrim), en su relación de casos criminales resueltos, no descarta la posibilidad de que los integrantes de la banda se prestaran a cometer por paga asesinatos, pero hasta el momento las pesquisas no han arrojado las evidencias que apunten hacia esa hipótesis, la cual cobró fuerza dada la condición de que los dos militares atacados por los delincuentes formaban parte de la seguridad del diputado Pelegrín Castillo.