Cristóbal, Indepedencia.- Las mujeres de Batey 7, en Cristóbal, provincia Independencia, ya pueden dormir tranquilas: el enfermo sexual que penetraba de madrugada a sus casas y las violaba a punta de cuchillo, cuando sus maridos se iban al trabajo, ya está en la cárcel.Kelvin Méndez de León, alias “Guelín”, de 24 años, quien durante tres meses sembró el pánico en los bohíos y barracones de esta polvorienta comarca, fue apresado durante un allanamiento en la casa de un tío suyo y ayer mismo se le dictó en su contra una coerción de tres meses de prisión preventiva.
Cuatro mujeres, luego de identificarlo y presentar formal acusación, lo señalan como el hombre que las abusó sexualmente amenzándolas con matarlas si lo denunciaban ante las autoridades.
Las violaciones en serie alarmaron a los habitantes de esta polvorienta comarca, cuyas mujeres se recluían en sus hogares tan pronto asomaba la noche para evitar ser las nuevas víctimas, mientras sus maridos salían a trabajar más tarde para proteger a sus parejas.
Los cuatro casos de ataques sexuales se produjeron entre noviembre del año pasado y mediados de este febrero, y coincidieron con la llegaba al batey de un joven que cuatro años atrás se había radicado eb Los Alcarrizos, de donde posteriormente se supo que huyó por un prontuario delictivo que iba desde robos en casas habitadas hasta violaciones de mujeres.
“Guelín” llegó a principios de noviembre a Batey 7, de donde es oriunda su familia, y se mudó a la casa de un tío suyo, a quien le dijo que no regresaría a la capital porque “he venido para ayudarle a criar las vacas”.
En efecto, el hombre se levantaba cuando aún no había amanecido y se iba a los potreros a ver ordeñar las vacas. En los montes permanecía hasta horas de la tarde, cuando rondaba por el batey.
Las víctimas
Braysi Canario fue el primer caso de violación reportado. A las cinco de la mañana del 12 de noviembre pasado, cuando su marido salió de la casa con destino a su trabajo y ella se quedó dormida, de pronto sintió una mano que le apretaba el cabello.
“Quédate tranquila, si no te mato”, oyó que alguien le advertía. Con el cuchillo apuntándole al cuello, la mujer fue obligada a quitarse la ropa interior y luego violada impunemente mientras sus dos pequeños hijos dormían en la cama contigua a la suya.
Braysi se sintió impotente y desgraciada. Temerosa de que la acuchillara, tampoco se atrevió a mirar al sujeto que cuando terminó de violarla salió por la puerta trasera de la casa y desapareció por los callejones de la vecindad.
Mariana Nova Féliz atravesó el mismo trauma. La mañana del 14 de diciembre su marido, como de costumbre, salió a trabajar a las cinco de la mañana. Ella cerró la puerta y se fue a la cama.
Pero no habían transcurrido diez minutos cuando, en medio de la oscuridad, sintió que alguien le tapaba la boca y le ponía un cuchillo en el cuello. “Desnúdate y acuéstate boca abajo”.
Los minutos siguientes fueron desgarradores. La mujer sintió cómo el desconocido le hacía el sexo hasta saciar su lujuria. “Ahora, quédate tranquila y si gritas te mato”, le dijo el violador que desnudo salió de la habitación.
Dos semanas después, Gracita Valenzuela fue la próxima víctima del violador en serie, a pesar de que la noche antes le había advertido a su marido del temor que sentía.
“Cierra bien tu casa y no te preocupes, no te pasará nada”, le aseguró su marido, Juan Féliz, ignorando que un desconocido había penetrado por la ventana que da al patio de la casa.
Gracita cerró la puerta tan pronto se marchó su cónyuge y se dirigió a la cocina a tomar café antes de volver a acostarse. Sin embargo, no bien había agarrado la greca, sintió que un objeto punzante le clavaba en la espalda. “Tranquila, camina para atrás despacio. Nadie, si tú no lo dices, sabrá nada”, le decía el hombre que la llevó hasta la cama.
La mujer y las otras tres violadas acudieron el pasado lunes por ante el juez de la coerción de Jimaní para testificar en contra del acusado.
Reacciones
Él les ponía un cuchillo en el cuello a las mujeres y la amenazaba con matarlas si decían que fueron violadas”.
Amelita de León González
Prima de mujer violada
El batey vivió tres meses de terror. Temíamos que se metiera en las casas y nos violara en cualquier momento”.
Matilde Florián
Vecina de mujer violada
Las mujeres vivíamos en zozobra. Al llegar la noche teníamos que encerrarnos
en nuestras viviendas”.
Melania Peña Féliz
Hermana de violada