La sorpresiva renuncia de las filas del peledeísmo de la doctora Taína Gautreau, unida a otros casos de disgustos y desavenencias internas del partido de gobierno, constituye un hecho sintomático del asomo divisorio que amenaza a esa otrora armoniosa y disciplinada organización fundada por ese gran líder, padre de la democracia dominicana, profesor Juan Bosch.
Todo parece indicar que el Partido de la Liberación Dominicana ha comenzado ya a trillar el peligroso camino del divisionismo tras acercarse la inexorable fecha de su posible salida del poder el próximo 16 de agosto.
Tal situación se agrava con las constantes contradicciones que se han venido produciendo a lo interno del peledeísmo gobernante tan aferrado al poder.
Esas diferencias tuvieron su primer asomo a raíz de la escogencia de la primera dama, doctora Margarita Cedeño de Fernández, como candidata a la Vicepresidencia de la República en la boleta del candidato presidencial, Danilo Medina.
También cabe citar el caso del actual alcalde de Santiago, doctor Gilberto Serulle, otro expeledeísta ortodoxo que también abandonó el partido morado disgustado por alegados procedimientos internos en su contra.
Otro caso digno de mencionar es el del doctor Max Puig, también peledeísta fundador que ha decidido formar tienda aparte con su partido Alianza por la Democracia.
Mientras tanto, sorprende la actitud de aparente indiferencia y parsimonia que ha mantenido el presidente y máximo líder peledeísta, el doctor Leonel Fernández Reyna ante toda esa peligrosa situación divisionista que sigue tomando cuerpo progresivamente.
No se conoce todavía del primer caso de algún funcionario o dirigente peledeísta sindicado de corrupto o enriquecimiento ilícito que haya sido sometido a la Justicia o separado de su cargo durante el actual régimen.
Actitudes como la de la distinguida dama Taína no son abundantes en nuestro país, donde ya es práctica constante el transfuguismo político hacia el partido de gobierno en procura de posiciones u otras oportunistas prebendas.