La artesanía; difusión de tradición y costumbres del folklore dominicano (4 de 6)

Higüey.- Desde la génesis del mundo el trabajar o crear con las manos es un arte inherente al ser humano por la demanda de satisfacer necesidades básicas, secundarias y de confort. Lo artesanal o ‘hacer con las manos’ es vital para preparar los&#82

Higüey.- Desde la génesis del mundo el trabajar o crear con las manos es un arte inherente al ser humano por la demanda de satisfacer necesidades básicas, secundarias y de confort. Lo artesanal o ‘hacer con las manos’ es vital para preparar los alimentos, acicalarse, asear el hogar o mantener la higiene personal. Construir, idear o diseñar.

La zona turística de Bávaro-Punta Cana demanda de la promoción e innovación de la artesanía por medio de productos que impulsen la diseminación la cultura dominicana, las habitudes y de sus propios avances; que en este rubro económico y cultural envuelve a los extranjeros y nacionales por la originalidad y el colorido de las piezas.

Andrea Guerrero Guerrero, es una entusiasta microempresaria higüeyana, de profesión mercadóloga, con maestría en administración de empresas y una vasta experiencia en gerencia humana y empresarial para reputadas cadenas hoteleras del polo turístico Verón, Bávaro y Punta Cana; acogiendo la artesanía como su musa de inspiración e ideando ‘Coolinas’, su línea textil.

Sus inicios en el diseño y la decoración artesanal

Desde hace muchos años la dinámica artesana tuvo el  proyecto en su corazón; es tanto así, que  antes de trabajar en la antepenúltima empresa, se dedicó a fabricar ajuares de bebé como las colchas, pañaleras, muebles, protectores con baúl, hampers.

Con tan solo 25 años de edad,  se inició en la artesanía en su natal Higüey. “Conjuntamente con mi jornada laboral yo hacia esos trabajos llegando a venderle a cuatro tiendas, algunas desaparecidas, y otras aun abiertas, como: Rosales y Santa Rosa en La Romana, Arlequín y Sombrita”.

Su habilidad artesanal lo hereda de la familia. Andrea Guerrero, quien fuera gerente del museo del tabaco en Bella Mar de Bávaro, inspirándose de los bolsos vendidos a los turistas que en su opinión no eran de tan alta calidad, dio un giro inesperado al mercado de las carteras.

La zona franca fue su base de conocimiento industrial, de maquinaria, materia prima, relacionarse con las técnicas y reconocer las telas hasta desempeñar como supervisora de control de calidad y operaciones. Del 1995 al 2000, Guerrero fue una columna en la transformación del sistema lineal al modular por medio de la formación.

 

Fue capacitada en el diplomado para ‘Instalación de Módulos en la Industria Textil’ impartido en la Universidad Central del Este, San Pedro de Macorís; donde catorce personas componían  los módulos desempeñando una función  de productos terminados.

Bolsos y carteras artesanales

Actualmente, dedica a la elaboración de piezas artesanales como bolsos y carteras, es decoradora de interiores y a su vez, realiza interesantes tapizados de acolchados para mecedoras y cojines. Utiliza materiales como el yute, telas de alta calidad y presentación como

“Mi proyecto se enfoca más en crear una línea de carteras y bolsos para la mujer dominicana, sin desestimar conocer otros mercados”, explicó Guerrero Guerrero.

La obra artesanal y los materiales dependen del estilo del bolso de tela fuerte que puede ser lavable, o mezclar la tela con piel de animales sintética con otros procesos y ‘trabajadas a manos’

Materiales y complementos

La artesana indicó que, “tenemos otro estilo de cartera que lleva broches en metal, hebillas y bordados porque personalizamos las piezas con nombres o frases bonitas”.

Andrea es una artesana a tiempo completo que con pericia ha sabido ganarse a pulso la credibilidad de su ‘trabajo artesanal’ imponiendo la calidad, creatividad y sencillez, a todo esto, aseguró que no solo tapiza y decora muebles, además los fabrica.

El tapizado, las telas

Animó que sea un trabajo a manos hermoso. “no solo retapizó o tapizo muebles, también los fabrico completamente. Desde comprar la madera en bruto y cortarla  en una cierra con medidas, ensamblarla y luego tapizar”…

En sus obras artesanales emplea como madera el pino tratado porque no recibe carcoma ni comején, su duración es prolongada quizás teniendo que cambiar solo el tapizado.

“Al momento de hacer un trabajo el cliente busca lo que está de moda, ejemplo, el vinyl, el color blanco, las rayas, telas fuertes y resistentes porque hay clientes que anual cambian el muebles, mientras que otros, pasan décadas con el mismo”, advirtió la tapicera y decoradora.

Comentó que también ‘hace a manos’ cojines para mecedoras en fibra de vidrios y construye otras creaciones desde el otomán, el baúl, cofre, un diván o un espaldar de cama capitoneado (capitoné) que se prepara con una máquina especial que permite forrar los botones.

“Siento ubicarme en la categoría de fabricantes de muebles y accesorios para la casa”. No descartó incursionar en la ebanistería a plazo futuro que encaja en la fabricación de gaveteros, buro o sillas.

La artesanía y el turismo

A través del mercadeo de su producto, la emprendedora artesana, consigue importantes contratos con clientes de la zona hotelera que puede comprender bolsos playeros o con alusiones al turismo dominicano,  en el que incluye el envío de la propuesta del cliente como un acuse de idea general.

“El cliente me envía una muestra de lo que desea y con base al mismo, replico los demás; tomando en cuenta los colores y estilos que son de su gusto.

Un maridaje natural con las maquinarias

La emprendedora diseñadora y fabricante de muebles, es conocedora a cabalidad de las máquinas para operar y dar terminación o acabado a las piezas, cortar o sellar la tela, capacidad natural que pulimentó en las zonas francas romanenses.

“Son diferentes maquinas y yo me propuse aprender a coser y realizar todas las operaciones que se realizaban en la planta textil. Para mí un trabajo bonito, a pesar de no ser tan artesanal por la productividad y tecnología, pero lo valoro”.

En su atelier ubicado en la calle Cayacoa, del sector del Obispado, en Higüey, posee máquinas industriales como Mero que puede cerrar y limpiar la tela con una cuchilla mientras el operario va cosiendo, dando mejor terminación al producto. También botonadoras y cerradoras en aras de unir sus inquietas ideas hilvanando los tejidos en las puntadas.

Del precio de sus bolsos o carteras dijo que varían en la calidad de la tela, pues hay texturas en el mercado que ascienden desde 100 pesos la yarda hasta 5 mil como la loneta, canva y el visillo, difiriendo si es para hoteles o cliente privado.

Adelantó que su próxima innovación son las sabanas que serán elaboradas en algodón 100 por ciento. Dedicada a trabajar a todo público porque amo coser y es parte de mi. “Mi proyecto ‘Coolinas’, en compañía de mi esposo Frank Beras, es un sueño desde siempre. Creamos  desde el logo, la propuesta y los diseños. En mis piezas busco que las personas tengan un recuerdo de nuestro país, que puedan conocer el trabajo artesanal de nosotros los dominicanos”, finalizó con una cálida sonrisa, sentada en su maquinaria principal.

Hizo un llamado al Ministerio de Turismo, Cultura y otras entidades bancarias a que apoyen las iniciativas de las microempresarias, dado que la mujer es un pilar de la sociedad que puede ser independiente, productiva y segura de sí misma. “Es lograr que nuestras piezas sean marca-país” motivó la mueblera.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas