El arte es una aprehensión sensorial de aquello que todavía no entendemos de nuestra realidad inmediata; de ahí la incongruencia de que el arte contemporáneo no sea más que ruido, como si la realidad inmediata de la humanidad sólo fuera eso, ruido. Quienes debieran hacer arte contemporáneo han perdido la emoción de descubrir las esencias del Logos. Sus propuestas “contemporáneas” no son emocionales; en vez de imágenes cargadas de belleza y emoción, están cargadas de ruido que busca sorprender al incauto.
Pero culpa de esas carencias en el arte contemporáneo no sólo están en la falta de una vida interior rica, también hay mucho de falta de destrezas y cultura. Para hacer arte, y muchísimas cosas más, hay que aprender el oficio, y hay que cultivarse. La lectura y visualización de obras de arte abre la mente y la inspiración. Visitar museos ha sido suplantado por ver películas o pantallas de teléfonos. Hay que ensuciarse las manos con carboncillo, barro o pintura durante muchos años para sacar algo medianamente con poder. La experiencia de manipular el objeto físico es insuplantable para captar la belleza y fuerza de las cosas.
La habilidad para dibujar, pintar o apreciar el arte, aparte de algún talento innato que algunos parecen tener, va de la mano con actitudes y aptitudes tan simples como:
a) La forma en que una persona percibe la realidad;
b) Lo bien que se acuerda de la información visual de un momento a otro; y
c) Cual de los elementos de un objeto selecciona para hacerlo trascendente a través del arte.
La educación y la información en arte es cada vez más precaria. Los medios de comunicación, en especial los escritos en formato físico, prácticamente han desaparecido. Y no sólo en República Dominicana, en España y los Estados Unidos de América ya son pocas las revistas especializadas en arte que siguen apareciendo; y toda desaparición de un medio de comunicación nos hace más pobres, más indefenso. Se podrá alegar la masificación de la información vía Internet; pero no, todos sabemos que Internet tiene tanta información que se está escondiendo la buena, la que forma, y sólo queda la frase corta, ruidosa, la que se reenvía o se le da “LIKE” sin leer en detalle o entender en profundidad.
En la representación audio visual parece que estamos igual que los hombres de las cavernas, excepto por la tecnología. ¿Es buena toda esa nueva tecnología? Sí y no, siempre será en función al uso que se le de; pero, existen y nos ayudan o desayudan para seguir haciendo lo mismo que hacían nuestros primos en las cuevas de Altamira hace ya un tiempito.