Como entes sociales nos ha tocado afrontar grandes pruebas los últimos días. El mundo está resistiendo grandes cambios y poco a poco la calidad de vida del ser humano se ha ido desmejorando, pero además, nos hemos dado cuenta de que la sensibilidad del individuo ha ido quedando a un lado.
Ante esta aparente mengua de los afectos, entendemos que el arte juega un papel muy importante. Es tarea de los padres de familia y de los educadores, fundamentalmente, procurar una mejora en nuestro medio social, motivando a los más jóvenes a asistir a los museos, galerías o centro de bienes culturales, para de esa forma no perder la memoria de aquellos códigos que representan la esencia de lo que somos.
Muchos se preguntarán ¿qué tiene que ver la visita a estos centros con un cambio positivo en nuestras vidas? Les diremos que mucho, pues en la medida en que reconocemos quiénes somos y legitimamos nuestros objetivos de vida, estamos cultivando nuestro espíritu y el arte es un transmutador por excelencia de energía y sentimientos. El arte, insistimos, es sin lugar a duda uno de los mejores relajantes al que puede tener acceso el ser humano.
Una persona que asista con regularidad a centros culturales, que se dedique a la lectura,… difícilmente sea capaz de cometer actos deshonestos, amorales, indecentes,… en fin, una persona de principios y valores, entendemos que le sería más difícil atentar contra otra persona o cometer imprudencias que como hemos visto en los medios de comunicación, dejan huellas profundas en nuestra sociedad.
Hace falta que las propuestas presentadas en los centros especializados, integren en buena medida un cuerpo de piezas en las que sin mucho estudio se pueda identificar el arte nacional, pues, resulta que en buena medida, en el sentido de producción y experimentación del artista se queda a un lado un importante elemento que es: la identidad. Trabajemos juntos por un mejor futuro.
