De la conferencia Shock Art, obras de artes controversiales, nos faltaron por citar figuras muy puntuales para este contexto como es el caso de Sol LeWitt y sus famosos Wall Paintings, a partir de su inclusión en el arte conceptual y minimalista. Con esta última tendencia se negaba todas las prioridades del expresionismo abstracto, como los excesos de subjetividad y las alusiones a la emotividad. Este artista confirió un lugar protagónico a “la idea”, lo que significa que todas las decisiones del proceso creativo deben ser tomadas a priori y que la ejecución carece de mayor relevancia.
Se trata también la obra de Walter De María y el carácter excéntrico de sus proyectos lúdicos que dieron como resultado en el visor de esculturas interactivas. Están “los caramelos de frutas” de Félix González Torres, como metáforas para el proceso de morir o continuación de la vida con la posibilidad de la regeneración. Richard Serra, conocido por sus minimalistas construcciones de grandes rollos y hojas de metal, con gran énfasis en el peso y la naturaleza de los materiales, causando sensación por la monumentalidad de las piezas y la hosquedad de sus materiales.
Están la pareja de Christo y Jeanne- Claude, cuyas obras se caracterizan por el empleo de tela para envolver gigantescos edificios o cubrir extensas áreas públicas. En el caso de Damian Hirst, más de una vez hemos visto cómo sus obras han sido cuestionadas y controvertidas como plagio. Su pieza: “The Physical Impossibility of Death in the Mind of Someone Living”, un tiburón en formol en una vitrina, vendido por 50,000 libras esterlinas, se convirtió en la obra icónica del arte británico en la década de 1990. No podía faltar Chris Ofili con su cuadro “La Santísima Virgen María”, toda una “sensación” por el hecho de que la pieza mostraba a una virgen en negro rodeada de imágenes pornográficas y excremento de elefante y, finalmente, la dominicana Charo Oquet, donde nos quedamos “en un abrir y cerrar de ojos”.
