Buenos Aires. “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, fue el grito que marcó las protestas de diciembre de 2001, cuando la crisis sacudió a la Argentina.Años de recesión acumulados, economía en ruinas, aumento del desempleo y de la pobreza, e instituciones tambaleándose. Poco y nada parece quedar hoy de ese caótico escenario de una década atrás. Incluso, más de un premio Nobel da ahora a la Argentina como ejemplo ante la crisis que sacude a Europa.
En 2001, la reprobación de la sociedad hacia la clase dirigente amenazaba la fortaleza de las instituciones tradicionales del Estado. La clase baja y media se había volcado a las calles y en dos semanas el país tuvo cinco presidentes. El primero en caer fue Fernando de la Rúa, el 20 de diciembre, abandonando la Casa Rosada el helicóptero.
“Se había perdido la confianza en la delegación política. Esa frase tan recordada era la expresión más visible de eso. Indicaba algo así como ‘No podemos confiar en que estos tipos hagan lo que nos dijeron que iban a hacer’ ”, explica el reconocido escritor e historiador Martín Caparrós, premio Herralde 2011.
Los presidentes se sucedían uno tras otro. Uno de ellos, Adolfo Rodríguez Saá, anuncia el default y el país deja de pagar sus deudas. Días después, el Parlamento derogó la Ley de Convertibilidad, que por diez años estableció el tipo de cambio de un peso igual a un dólar. Tras la devaluación, el 25 de mayo de 2003 asumió como jefe de Estado Néstor Kirchner (2003-2007). Entonces llegó la reestructuración de la deuda, que incluyó un exitoso canje de títulos del Tesoro con grandes quitas de capital y vencimientos prorrogados.
El Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, reiteró hace unos días en Buenos Aires que la Argentina sería “un buen ejemplo” para Europa sobre cómo reestructurar su deuda.
La Presidenta elogia la rápida recuperación
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo que el país ha generado más de 5 millones de puestos de trabajo. “Alcanzamos el mejor salario mínimo, vital y móvil de toda la región, tenemos el índice de cobertura provisional para nuestros jubilados más alto. Pero todavía nos falta, porque mientras haya un solo pobre no estaremos completos”.
