La estabilidad económica y política y la gobernabilidad que hoy disfruta la sociedad dominicana se deben, entre otras razones, a que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha transferido, en gran medida, a los gobiernos, su disciplina partidaria, la mística de la organización, los métodos de trabajo y un proyecto de país, los cuales están intrínsecamente relacionados y unidos a la ideología peledeísta fundamentada en el pensamiento de su fundador, el profesor Juan Bosch.
La disciplina que imprimió el profesor Juan Bosch a la organización, como parte de lo que él llamó un partido nuevo en América, la explica en una nota introductoria del ensayo sobre el PLD, cuando afirma: “Son varias las razones, una de ellas es proporcionarles a los miembros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que ingresaron en el, años después de haber sido fundado, el conocimiento de las causas de su fundación, porque ese conocimiento fortalece en ellos su sentimiento partidista; otra razón es la necesidad de dejar constancia, para que lo tomen en cuenta, de manera especial los que piensan que el PLD es un partido del tipo del Reformista Social Cristiano (PRSC), o del Revolucionario Dominicano (PRD), que en nuestro país hay por lo menos una organización política que ha creado normas de organización absolutamente nuevas, que no eran conocidas en la República Dominicana, pero tampoco en otros lugares de América”.
Desde el primer gobierno del PLD 1996-2000, presidido por el doctor Leonel Fernández, se promovieron reformas democráticas e institucionales nunca antes conocidas por la sociedad dominicana. Reformas en materia judicial, constitucional, administrativa y financiera que han servido para avanzar hacia el Estado Social y Democrático de Derecho que hoy disfruta la sociedad dominicana, al tiempo que garantiza seguridad jurídica para las inversiones y el emprendimiento.
Hay que destacar que durante este período, mediante el Decreto 484-96, se creó la Comisión Presidencial para la Reforma y Modernización del Estado, y desde entonces se han aprobado iniciativas como la Ley de Planificación e Inversión Pública, Ley Orgánica de Presupuesto, Ley de Compras y Contrataciones, Ley de Libre Acceso a la Información Pública, Ley de Contabilidad, Ley de Función Pública (que creó el Ministerio de Administración Pública), Comisionado de Apoyo para la Reforma y Modernización de la Justicia, Comisión Ejecutiva para la Reforma del Sector Salud, la Comisión de Reforma de la Empresa Pública, entre otras.
A través de la primera ola de reformas, en el primer gobierno del PLD, se transformaron todos los servicios públicos, y con una segunda ola se dio fin a la dispersión presupuestaria, contable y de auditoría de toda la administración pública, posibilitando su transparencia operativa. Una de las más trascendentes de esas reformas, la jurídica, transformó el Poder Judicial y todo el tren de la judicatura nacional. Los gobiernos del PLD también son pioneros y, a la vez protagonistas, del progreso y modernización del país y sus aportes trascienden al ámbito electoral, a partir de su asunción al poder se pone fin a las crisis político-electorales que ponían en vilo a la sociedad dominicana y la distraían de sus asuntos sustanciales.
Luego de la exitosa gestión peledeísta, llega a la dirección del Estado, en el año 2000, el gobierno perredeísta de Hipólito Mejía, el cual constituyó un tremendo retroceso, un salto al vacío, que entre otros desastres, generó una de las peores crisis económicas que haya padecido el país, sólo comparada con la del segundo mandato de Buenaventura Báez, entre 1856 y 1867; que estafó a los productores de tabaco del Valle del Cibao en medio de una cosecha récord, con el propósito de apropiarse de la moneda fuerte que entraría al país.
En el caso de Mejía, la crisis bancaria y financiera generada durante su gobierno, entre otros descalabros, provocó que la tasa de cambio del dólar se disparara a casi el 60 por uno, lo cual desató una inflación galopante de más de un 42% que hubo de golpear impiadosamente a las familias dominicanas de clase media y baja. Ello conllevó una expansión de los niveles de desigualdad de tal magnitud que la pobreza se incrementó en un millón 600 mil ciudadanos y ciudadanas, al tiempo que se interrumpió el patrón de crecimiento con un índice negativo de un 1.3%. La economía dominicana no registra un periodo tan desastroso como el ocurrido durante aquella administración, que llegó a firmar dos acuerdos con el FMI que nunca se cumplieron. Al finalizar el 2004, la relación de deuda/PIB consolidada llegó a colocarse en un 48.1%, el déficit público consolidado alcanzó 7.1%, las reservas internacionales brutas cayeron a US$279.4 millones, por lo que el país estuvo al borde de un default.
Lo anterior es lo que se llama malas o desastrosas políticas económicas que por lo general son consustanciales con el estilo de los gobernantes y con el proyecto de nación del partido político coyunturalmente en el poder.
Superada esa etapa y de vuelta el PLD al poder a partir de agosto del año 2004, el país retomaría su senda de desarrollo y estabilidad en términos político, social y económico. Once años ininterrumpidos de gobiernos del PLD nos hacen recordar su primer mandato, ya que han convertido a República Dominicana en un ejemplo para el mundo de gobernabilidad, estabilidad económica, fortalecimiento institucional y consolidación de la democracia, como seguiremos explicando en el próximo artículo.