La República Dominicana disfruta de una las democracias más estables de América Latina y el Caribe, reconocida y valorada incluso por otros países y gobiernos del hemisferio; fortalecimiento que se ha evidenciado más en la década y media que lleva el siglo XXI.
Lo anterior no es casualidad, sino que se corresponde con la visión de gobierno de inclusión social y de fortalecimiento de las instituciones, impregnadas en el ejercicio del poder por parte del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que nació como un instrumento al servicio del pueblo dominicano. En el ámbito de la Ciencia Política se sabe que el origen y desarrollo de los partidos políticos está vinculado a la democracia, especialmente a las garantías del sufragio, el pluralismo, de las prerrogativas congresuales, la participación y la inclusión social.
El fortalecimiento democrático en el país ha sido posible en un mundo en crisis permanente por el fracaso del grueso de modelos sociales y económicos todavía vigentes, como lo acaba de establecer el más reciente informe del Índice Democracia 2015 elaborado por la revista The Economist, que se edita en Londres y que coincide con otros estudios como el Informe de Transformación Bertelsmann (BTI), de Alemania, y el Barómetro de Las Américas; publicaciones que, entre factores de ese retroceso, citan la pobreza, las desigualdades sociales, el crimen organizado, la inseguridad, la corrupción y la debilidad del Estado de derecho.
The Economist nos habla de democracias plenas y democracias imperfectas, señalando que el estancamiento democrático en América Latina se viene registrando desde 2006 y, sobre todo, a partir de la crisis económica y financiera de 2008 que se desató en EE.UU. y otros países desarrollados que impactó de manera negativa, a veces catastrófica, en muchas economías de la región latinoamericana. La República Dominicana estuvo entre las excepciones porque sus gobiernos supieron sortear la situación.
Tal ha sido ese retroceso que el Índice ha retirado a Costa Rica del grupo de países más democráticos del mundo. Hay que tener en cuenta que debido a su modelo de democracia o “democracia plena”, esa nación fue llamada en el pasado, “La Suiza de América Latina”, lugar que en la actualidad ocupa Uruguay.
The Economist agrupa los indicadores en cinco categorías consideradas factores esenciales en una democracia, entre los que destaca los procesos electorales y el pluralismo, las libertades civiles; el funcionamiento del gobierno y la participación política. Esos indicadores están garantizados en la República Dominicana, que cuenta con un modelo democrático estable, lo cual ha sido, a nuestro juicio, uno de los principales logros políticos de los gobiernos peledeístas.
Ese modelo estable de democracia y gobernabilidad que prevalece es ahora mismo uno de los principales logros del PLD y su candidato presidencial, Danilo Medina. Y ello ha sido posible, gracias a la asimilación, sin prejuicios de clases ni de ideologías, de todo lo positivo que pueden ofrecer proyectos políticos universales que plantean el Estado-bienestar y el Estado Social Democrático de Derecho.
Los gobiernos peledeístas, desde la recuperación del poder en el año 2004, han venido haciendo grandes esfuerzos para garantizar al pueblo y a la sociedad dominicana un ordenamiento social y jurídico de pleno derecho, según lo consagra la Constitución del 26 de enero del año 2010, que incluye los valores supremos, principios fundamentales de dignidad humana, libertad, independencia, imperio de la ley y la justicia, solidaridad y convivencia, bienestar social y equilibrio ecológico, progreso y modernización, paz e igualdad, entre otros.
En otras ocasiones hemos dicho que la estabilidad democrática y la gobernabilidad del país se deben en gran medida a que el PLD ha transferido al Estado gobernante, parte de su disciplina partidaria y su mística de trabajo.
En esta oportunidad, hablamos de logros en términos políticos, sobre respeto a las libertades públicas, la expresión del pensamiento, la libre empresa, la libertad de asociación, entre otros, que son elementos primarios y esenciales de una buena democracia como la que ha impulsado el PLD en la sociedad dominicana.
Los primeros signos de ese noble esfuerzo de gestión de gobierno, los encontramos en el primer mandato peledeísta entre 1996-2000, cuya obra ha sido retomada y fortalecida durante los últimos 12 años en que Leonel Fernández y Danilo Medina se han alternado en el poder para ofrecerle al país una gigantesca gestión de gobierno que se expande por todo el territorio nacional.