“Queremos la reconciliación con todos”, dijo el lunes a la cadena Televisa el político que fue señalado por sus rivales como un populista que de ganar podría dañar al país. “Lo único es que el gobierno va a representar a todos los mexicanos a ricos, a pobres”.
Sus seguidores festejaron en las calles de la capital hasta la madrugada del lunes, al tiempo que resultados preliminares le daban un 53% de los votos, con el 49% de las actas contabilizadas.
López Obrador se ubicaba 30 puntos porcentuales por encima de su más cercano rival, el conservador Ricardo Anaya, que tenía un 22% de la votación. El oficialista José Antonio Meade obtenía un 15%.
Al menos una encuesta de salida anticipó el domingo que los tres partidos que lo postularon obtendrían en conjunta la mayoría en el Congreso.
López Obrador, quien ha prometido transformar a México, se vio favorecido por el enojo y hartazgo con el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) y encabezó las preferencias desde el inicio de la campaña.
Los deseos de reconciliación de López Obrador se extendieron a Donald Trump, presidente de Estados Unidos y quien con sus duras políticas antiinmigrantes se ganó la animadversión de los mexicanos.
“Vamos a representar al país, no vamos a pelearnos, vamos a tender nuestra mano franca para buscar una relación de Amistad y repito de cooperación con Estados Unidos”, agregó López Obrador, quien fue felicitado en la noche del domingo por Trump.
El virtual mandatario advirtió que no tolerará la corrupción y revisará contratos energéticos, aunque apegado a la ley.
“No vamos a permitir abusos de nadie. No vamos a permitir la corrupción, pero quiero ofrecer a todos la oportunidad de servir, de ayudar”, dijo el lunes.
López Obrador pretende imponer un estilo radicalmente diferente: no tendrá seguridad personal, supervisará personalmente que los altos funcionarios no sean corruptos y no descarta una amnistía para lograr que las bandas criminales se llamen a capítulo.
AMLO, como se lo conoce en México, aseguró reiteradamente que lo suyo será una transformación radical del país, la segunda economía de Latinoamérica que aún enfrenta importantes desafíos, como combatir la pobreza que afecta a cerca de 50 millones de personas.
La Alianza de López Obrador “Juntos Haremos Historia” se enfrentó a lo largo de nueve meses a la coalición “Por México al Frente”, de Anaya, que congregó a partidarios del derechista Partido de Acción Nacional y a su otrora rival el izquierdista de la Revolución Democrática, que en su momento ayudó a fundar.
Lejos quedó Meade con otra agrupación que encabezó el PRI, que dominó la política mexicana durante casi todo el siglo XX y recuperó la presidencia en 2012, sufrió grandes pérdidas no solo por la presidencia, sino también en otras contiendas.
Banderas, cánticos y gente bailando daban color a la madrugada del domingo, mientras AMLO agradecía a sus rivales en la contienda.
Inusualmente en México los contrincantes de AMLO reconocieron sus derrotas a pocos minutos de conocerse las primeras encuestas de salida.