El insólito caso escenificado por autoridades del actual gobierno peledeísta contra el productor del programa Aeromundo, Guillermo Gómez, y el periódico digital Siglo 21, que dirige el también veterano periodista Radhamés Gómez Sánchez, constituye un peligroso atentado contra la libertad de expresión.
Esta sorprendente acción de atropello oficial debe servir de alerta a los periodistas y medios de comunicación independientes que todavía existen.
Muchos se preguntan sobre el verdadero propósito oficial que pudiera encerrar esta incalificable acción escenificada contra estos dos importantes espacios de comunicación.
Independientemente de que tales medios pudieran haber incurrido en algún exceso de información, precisamente para eso está la Ley de Expresión y Difusión de Pensamiento, a la que debió haber apelado, en este caso, el sector oficial.
Una gran parte de la opinión pública todavía no sale del asombro de presenciar, a través de diferentes medios, el empleo en este caso, por parte del Gobierno, del contingente fuertemente armado de las denominadas fuerzas especiales de la Policía Nacional conocidas como los Swats.
Todavía no se sale del asombro que aquella desagradable escena de represión produjo en gran parte de la ciudadanía.
Si el oficialismo consideraba que se incurrió en alguna violación a la ley de parte de los señalados medios de comunicación, jamás debió recurrir a aquella grosera demostración de fuerza en una residencia habitada, además del periodista Guillermo Gómez, por la esposa y otros familiares suyos, incluyendo niños.
La insólita acción gubernamental constituye un peligroso atentado al clima de libertad imperante desde hace años en nuestro país, que pudiese tratarse de una intimidante acción para la clase periodística y los medios de comunicación en general.