La industria de la moda se aprovecha de la ambigüedad génerica para crear y promover diseños que rompan esquemas. Encajar en la sociedad siempre ha sido una constante del ser humano. Ubicar un puesto o aspirar a formar parte de un conglomerado de personas afines a nuestro estilo de vida o gustos, define el sentido de vivir en esta sociedad.
Esto, por lo regular, tiene como punto de partida “la primera impresión”, lo que mostramos al exterior, es decir, la “fachada” que resguarda nuestra verdadera identidad que en muchos casos dista de quienes somos por dentro. Pensar así no quiere decir que estamos errados, es simplemente, el canal más corto con el que contamos para poder “encajar”.
Toda época ha tenido exigencias para poder alcanzar ciertos cánones de belleza, que con el pasar de los años varían según como “la mentalidad” de la sociedad consideran “deben” ser las cosas.
De manera especial, la industria de la moda desde hace ya unos largos años a la fecha ha influido en la conducta, pensamiento y estilo de vida que debemos seguir, como por ejemplo, “para los que gustan de la simplicidad, este ´look´ bohemio es para ti” o “para las mujeres elegante ´lo glam´ -término asociado a lo glamuroso- no debe faltar”. Eso en lo que se refiere a la vestimenta, en cuanto al aspecto físico (gordo, flaco, alto, enano o “cuadrado”) el tema se pone más pesado.
El “plus”
En la actualidad, además de los otros puntos anteriormente mencionados se suma el tema de lo andrógino, aquel “aire” que caracteriza a algunos hombres y mujeres que confunden, pues a veces crees que el hombres es mujer, cuando en realidad es hombre, y viceversa.
¿Quién es el responsable de esto? Pues en realidad nadie. Por naturaleza estas personas tienen esta característica, pero grandes firmas de moda como Dolce & Gabanna y Paul Smith vieron un nicho mercadológico, creativo y económico para explotar esta “divagancia” genérica que confunde, alarma y, que a veces, encanta.
“Boyish” es como catalogan a los diseños conformados por trajes de pantalón y chaquetas que se alejan de la silueta femenina, pero que son dirigidos a ellas, también es promovido por Chanel, Moschino, Tommy Hilfiger, Hakaan, entre otras marcas.
Pero ellos no serían tan exitosos si no contarán con la “cara” que venden sus propuestas. Para llegar al público se han aprovechado del aspecto andrógino de modelos como Saskia de Brauw, Stella Tennant y Angyness Deyn, mujeres que debido a sus rasgos indefinidos han popularizado es “look” de “parece ser una chica, pero creo que no”.
Omahyra Mota es una modelo dominicana, quien goza de un gran éxito en pasarelas internacionales y que encarna a la perfección “lo andrógino”.
Su esbelta figura, tatuajes, corte de pelo moderno y una actitud desafiante completan la esencia de aquello, que a pesar de ser mujer, la lleva a tener un “je ne sais quoi “masculino que la hace muy particular.
Los hombres también pueden llevar su aspecto a lo femenino, como en el caso del modelo Andrej Pejic, de 20 años y oriundo de Bosnia. Este, desde que cerró el desfile de la colección masculina primavera –verano 2011 de Juan Paul Gaultier, llamó la atención de las principales casas de moda.
Pero no tanto como lo ha hecho en la reciente compaña publicitaria de los brasierles “push-up” de la tienda por departamentos Hema.
Grupos conservadores rechazan esta tendencia, pero la moda es cambiante. Solo cuestión de esperar otras “propuestas” fashionistas que hacen uso de la movida del momento.