Alfredo Simón, ¿inocente o culpable de homicidio?

Dos disparos, sólo dos disparos se escucharon en el parque principal de Luperón durante los resabios de la celebración de las fiestas de Año Nuevo, la madrugada del primero de enero de 2011.

Dos disparos, sólo dos disparos se escucharon en el parque principal de Luperón durante los resabios de la celebración de las fiestas de Año Nuevo, la madrugada del primero de enero de 2011.Dos disparos, y luego el “corredero”  de los amanecidos, y la noticia que se regó como pólvora entre los vecinos de un pueblo de gente tranquila y laboriosa donde rara vez ocurre un homicidio. Al menos, las estadísticas criminales así lo confirman.

De ahí la conmoción por el saldo: un muerto y un herido. Y, también, por la figura que implicaba a quien en principio fue señalado culpable.

Michael Esteban Castillo Almonte, la víctima, murió de un impacto en el tórax por uno de los dos tiros que se escucharon en el parque, mientras su hermano Starlin fue herido en el brazo derecho por el otro disparo.

Todos los que se encontraban en la escena del crimen vieron una pistola y a la persona que la manipulaba, incluyendo el herido y a otras tres personas que durante las indagatorias fueron testigos del Ministerio Público durante el juicio de coerción que envió a la cárcel por un año de prisión preventiva al pelotero Alfredo Simón Cabrera.

Después, cuando transcurrieron tres meses y se conoció la revisión de la medida por parte de la jueza de la Instrucción de Puerto Plata, Adriana Vásquez, todo cambió de repente. Nadie vio ni oyó nada.

Alfredo Simón, pitcher del equipo los Orioles de Baltimore, esa madrugada es taba entre el grupo de jóvenes reunidos en el parque y los testigos lo señalaron como la persona que hizo los disparos homicidas. Incluso, la sección de Homicidios de la Policía en Luperón lo requirió en la casa de sus padres para fines de interrogatorios, pero el pelotero ya había abandonado el pueblo y se presentó, al día siguiente, por ante el actual jefe de la Policía Nacional, mayor general José Armando Polanco Gómez.

Víctor Céspedes Mueses, procurador fiscal, recuerda que a los tres días de la comisión de los hechos varios oficiales de la Policía le llevaron ante su despacho al sospechoso, quien quedó en prisión desde ese instante acusado de homicidio voluntario. Junto al detenido, la Policía hizo entrega al Ministerio Públicio de una pistola calibre 9 milímetros, arma que después en el juicio de fondo la defensa del imputado sostuvo que no había sido disparada.

En realidad, la experticia hecha por la Policía Científica determinó luego que el arma presentada como la homicida no había sido disparada, por lo que desde ese instante las evidencias de la acusación comenzaron a resquebrajarse.
¿Fue la pistola marca Vikingo de donde salieron los dos disparos? ¿Pudo haber sido otra el arma? ¿Qué pasó durante los tres días que el pelotero duró para entregarse? ¿Pudo cambiarse la evidencia para revertir el proceso sobre la base de la debilidad de la prueba? Las incógnitas aún siguen latentes entre los fiscales, aunque se vino a reparar en ellas cuando todas las evidencias jugaban en contra de la acusación y el juicio escapaba del ámbito de los estrados.

Incidencias del proceso

En efecto, Starlin, el herido, y quien durante el juicio de la coerción mantuvo la incriminación contra  Simón Cabrera, al igual que los otros tres testigos, ya no pensaba lo mismo cuando la Corte de Apelación, revisaron la medida y dispuso la libertad condicional del imputado, el 3 de marzo de 2011, mediante el pago de una garantía económica de dos millones de pesos.

Esta vez, el testigo refirió ante el tribunal que no vio a Simón disparar, y “que me encontraba compartiendo con unos amigos cuando escuché dos disparos, pero no sé quién los hizo”.

Los demás testigos no sólo no vieron ni escucharon nada, sino que ni siquiera se presentaron por ante el tribunal.

A pesar de las adversidades de la evidencia y de los “arreglos entre las partes” que eran un secreto a voces en la comunidad, el fiscal Céspedes Mueses intetó prevalecer las disposiciones del Código Procesal Penal en lo relativo a asumir los cargos en contra de Simón Cabrera “por convicción y por la fama de pistolero”.

Días antes de la primera audiencia del juicio de fondo, varios familiares de la víctima y del herido se presentaron a la Fiscalía a depositar un documento desistiendo de cualquier acción legal en contra del jugador de Grandes Ligas.
“Mantuvimos la acusación no obstante el arreglo económico entre las partes, porque sostenemos que el imputado fue quien mató e hirió a los hermanos Castillo Almonte. Nadie más disparó en el parque, sólo hubo dos disparos y un saldo lamentable: un muerto y un herido”, razonó el fiscal.

Reenviado en dos oportunidades por la ausencia de testigos, el juicio de fondo finalmente concluyó el 8 de noviembre de 2011 con el descargo del imputado, quien admitió haber hecho dos disparos al aire, “pero sin herir a nadie”.

La Policía Científica no sólo certificó mediante documentación que el arma señalada no había sido disparada, sino que el coronel José Francisco Cornielle se presentó al tribunal como testigo de descargo por ser el perito que realizó la prueba balística al arma presentada como homicida.

La audiencia final transcurrió sin la presentación de pruebas.

El Tribunal Colegiado de Puerto Plata, compuesto por Aloides de Jesús Matías Cueto, Rosa Francia Liriano e Irina Ventura Castillo, obvió el dictamen del Ministerio Público de 10 años de prisión contra el prevenido y acogió el pedimento de descargo hecho por los abogados de la defensa Dinorah Diloné y Robert Valdez.

Versión de la familia

Cristóbal Simón Williams, humilde pescador de origen cocolo, es el padre de Simón Cabrera. “Siempre supe que mi hijo era inocente. Mi hijo es un muchacho del pueblo, muy querido de la gente. No tiene enemigos, tampoco razones para disparar a matar a nadie”, comenta.

Para Julia Cabrera, la madre, la acusación fue una injusticia. “Mi hijo es incapaz de matar. Todos aquí, en Luperón, lo quieren como si fuera su propio hijo. Cuando viene de jugar pelota en los Estados Unidos, mi hijo comparte con todos”, asegura.

Acusación, retiro de querella y descargo. ¿Culpabilidad o inocencia? Lo cierto es que esa noche hubo una víctima en Luperón, pero todo ha transcurrido como si no hubiese ocurrido nada.

Fiscal
Ese descargo manda un mal mensaje a la sociedad. Eso quiero decir que yo puedo matar y no me van a condenar”.

Nota:
Las personas imputadas en este caso se presumen inocentes hasta sentencia en su contra con el carácter de la cosa irrevocablemente juzgada.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas