Uno de los proyectos más ambiciosos del presidente Danilo Medina es lograr, en dos años, que la República Dominicana no tenga personas analfabetas. Iniciativa que no deja de ser grandiosa, pero posible si se aúnan esfuerzos.
Como todos los planes de desarrollo, para hacerlos posibles hay que iniciarlos desde lo pequeño, pasar a lo mediano y terminar en lo más grande. El plan Quisqueya Aprende Contigo inicia bien, porque los primeros en ponerse a disposición de la iniciativa han sido los ayuntamientos, lo que demostrará que si se consigue que en los 155 municipios todos los munícipes sepan leer y escribir, entonces se podrá conseguir que todos los dominicanos estén alfabetizados.
La alfabetización municipal no escapa a las competencias que tienen los ayuntamientos, ya que una de su misión es la promoción y fomento de la educación inicial, básica y capacitación técnico-vocacional y el mantenimiento de los locales escolares públicos, de forma articulada con el Gobierno Central. Así lo establece la ley 176-07 en su artículo 19, párrafo primero, literal D.
La parte económica tampoco será inconvenientes para los cabildos, ya que la ley manda a que se dedique el 4% del presupuesto municipal a programas educativos, de género y salud.
El deseo de alfabetizar también significa la oportunidad de que las alcaldías se preocupen por hacer un levantamiento, que permita saber dónde están las personas, cuáles son sus carencias y sus potencialidades. A los necesitados habrá que integrarlos como beneficiarios del plan, pero los más favorecidos, con recursos y capacitación, tendrán que ser convencidos de que se integren como facilitadores del proceso.
La tarea de alfabetizar a 850 mil personas, entre jóvenes y adultos, no solo debe descansar en los esfuerzos del Gobierno central y los municipios, sino que debe ser acogidos por instituciones privadas y personas que aporten los medios que tienen a su alcance, porque es la mejor manera alcanzar la meta.