Terminó el año 2014 y con él han de quedar atrás todos aquellos temas que fueron motivos de conflictos y de innecesarias divisiones entre los dominicanos, como la Sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, y sus repercusiones (como réplicas sísmicas) en el 2014, la decisión sobre la explotación minera en la loma de Miranda, y finalmente la penalización del aborto, pues indistintamente de quiénes hayan tenido la razón y de quiénes no la hayan tenido, el país debe seguir hacia adelante, aunque cargando con lo positivo de cada experiencia negativa, y descargando lo negativo de cada experiencia positiva, pues al final de cuentas todo lo malo tiene algo de bueno, y todo lo bueno tiene algo de malo, y en esos tres conflictivos temas todos los dominicanos aprendimos algo, sobre todo, a escuchar las demás opiniones, sin descalificarlas, aunque sean distintas a las nuestras, pues en cada uno de esos tres casos se impuso la ley, la sensatez y la razón por encima de la pasión.
Ahora el país inicia el año 2015 cargado de expectativas positivas marcadas por un descenso de un 50% en los precios del barril de petróleo, descenso que de mantenerse durante la mayor parte del año representaría un alivio extraordinario en nuestra factura petrolera, representaría una carga mucho menos pesada en el subsidio eléctrico anual, representaría una ayuda de primer nivel en aquellos procesos industriales donde el petróleo y sus derivados representan el mayor costo de producción, y representaría una disminución sustancial en los costos del transporte de carga y de pasajeros, disminución esta última que debe reflejarse en una disminución de los pasajes, una disminución en los costos de los fletes, y una disminución en los precios de los alimentos y de los servicios donde el petróleo es fundamental, y el Gobierno debe intervenir y obligar para que así sea.
Esta significativa reducción de un 50% en el precio del barril de petróleo debe llevar al Gobierno a revisar la estructuración de su Presupuesto de Ingresos y Gastos para el año 2015, pues el escenario económico de enero 2015 es totalmente diferente al escenario de cuatro meses atrás cuando se formuló el Presupuesto, y esa revisión debe hacerse en interés de que el Presupuesto sea más realista y más acorde a las prioridades para el desarrollo nacional.
Pero ahora que tendremos menor carga petrolera y menor subsidio eléctrico, debemos recordar que hay tareas que están pendientes de empezar, y entre ellas la principal es la construcción de un alcantarillado sanitario para toda la ciudad capital, donde por falta de un adecuado servicio sanitario seguimos descargando diariamente cerca de 7,000 toneladas de heces que van directamente a las mismas aguas subterráneas que también captamos diariamente, a través de pozos que complementan nuestras reservas de agua de nuestras cisternas, lo que quiere decir que diariamente descargamos, mezclamos, subimos y consumimos, lo peor (excrementos) y lo mejor (agua), lo cual es incorrecto, irracional, primitivo y abusivo, pues atenta contra la salud de todos y atenta contra el presupuesto de los hospitales donde cada día tienen que atender decenas de casos de enfermedades hídricas contraídas por el consumo de aguas contaminadas con bacterias coliformes fecales.
Ya a la presidenta del Senado se le envió un anteproyecto de ley que de conocerse y aprobarse le permitiría al Estado asociarse con el sector privado para la construcción de alcantarillados sanitarios sectoriales, y donde los beneficios deben ser compartidos en partes iguales entre el Estado y las empresas privadas que participen en la construcción y gestión de cada alcantarillado sanitario sectorial y sus respectivas plantas de tratamiento, pues no podemos seguir con la vieja excusa de que el Estado no tiene dinero para construir alcantarillados sanitarios, porque para otras cosas menos importantes que la higiene y la salud de la población siempre hay dinero, y mucho.
Ya ahora el problema no sería falta de dinero; ahora sería un problema de falta de voluntad política, falta de voluntad social, falta de voluntad ambiental y falta de voluntad para cuidar la salud de todos, incluidos los senadores y diputados, y si usted lo duda observe su inodoro cuando descarga, y luego huela el agua con que usted se baña.