Este es un país de muchas cosas positivas, a pesar de las quejas que leemos a diario. Colombo que siempre es pesimista, el sábado escribía sobre nuestras bellezas naturales e incentivaba a disfrutarlas.Continúan las visitas sorpresas que llevan esperanzas a sectores olvidados. Aún hay muchos funcionarios que no duermen esperando que los confirmen. Otros activan sus contactos en los medios para destacar lo bien que lo hacen.
Hay señales importantes para resolver el caos que hay en nuestros municipios; tanto alcaldes como munícipes empiezan a empoderarse para exigir el orden que hemos perdido y que amenazan con convertir al país en un verdadero desorden.
Precisamente eso queremos abordar. El alcalde del Distrito Nacional en una de sus primeras medidas suspendió los eventos en el anfiteatro Nurín Sanlley. La administración anterior nunca imaginó el efecto negativo que la molestia originó no sólo a los vecinos de dicho anfiteatro, sino que otras juntas de vecinos se vieron reflejadas en las molestias que se originaron y la indiferencia en resolverlo.
Son muchos los casos de juntas de vecinos que se han visto afectadas por medidas que no respetan el uso de suelo. Es muy fácil cambiarlas, obviando lo que dicen las leyes y el esfuerzo de residentes que han invertido todos sus ahorros para tener un sitio seguro y tranquilo donde vivir.
Hace pocos días, con mucha lástima leí las declaraciones del vicepresidente ejecutivo del Conep, un joven talentoso que de forma eufórica le decía a la junta de vecinos del área del Hard Rock Café y Casino que se proyecta construir en la Abraham Lincoln, que se mudaran para Arroyo Hondo. Sus declaraciones merecieron una contundente respuesta de parte de la junta de vecinos que se dirigieron no sólo al presidente de la querida entidad empresarial, sino que copiaron a todos los directivos de los cuales muchos de los residentes en esta área son amigos y vecinos porque no creo que todos vivan en Arroyo Hondo.
En Santiago, el alcalde Abel Martínez prohibió el mercado informal y prometió mejorar la recogida de basura prometiendo un “Santiago limpio”. Esto recibió inmediatamente el apoyo de empresarios como Lina García, Fernando Capellán y Sandy Filpo.
En el municipio de Haina, el nuevo alcalde intervino un contrato de basura que definió como ilegal; que de acuerdo a sus declaraciones no sólo maneja la basura de esta colectividad, sino que además estaban trayendo desperdicios de otros municipios. Osvaldo Rodríguez declaró que en “Haina teníamos suficiente con manejar nuestra basura para que se pretendiera convertirnos en basurero de otros municipios”. Inmediatamente recibió el apoyo de las juntas de vecinos y de los industriales de la zona.
Los conflictos de los vertederos no es sólo de Haina, aunque a esta comunidad, que tiene el logro de haber sido la única en haber logrado salir de la lista de las diez más contaminadas del mundo, gracias al esfuerzo mancomunado de dirigentes comunitarios, de autoridades y del sector empresarial, ahora se pretende convertirla en un basurero regional. Por suerte, al igual que cuando lo de Paraíso de Dios contaminada por el plomo, logramos revertir ese proceso, lo haremos de nuevo todos juntos para evitar que contaminen nuestras viviendas, nuestras calles y nuestras empresas.
En el ensanche Julieta me cuentan que han recibido apoyo de la dirección legal del ayuntamiento para demoler un quinto piso ilegal y que ahora están en el proceso frente a un colegio que se denomina cristiano, a pesar de haber mentido sobre el cambio del uso de suelo, y lo peor es que su propietario era un antiguo funcionario del ayuntamiento que conoce muy bien la legislación y no dudó un momento en violarla.
Pero para complicar más las cosas se instaló pared con pared con un local de expendio de bebidas violando las regulaciones que claramente expresan la imposibilidad de instalar colegios a menos de quinientos metros de este tipo de negocios.
Lo importante es que vemos un despertar tanto de las autoridades como de los munícipes, lo que debe ser una señal de que nos empieza a importar a todos el orden de nuestras ciudades.
Como todos los domingos, mi esposa y yo oímos la homilía de nuestro querido padre Manuel Maza, que nos envía desde Santiago y quisiera terminar este artículo con algo que dijo y que espero no me reclame derecho de autor.
Decía que debemos ser un pueblo responsable que cada año hagamos por cambiar algo; cómo puede estar la ciudad limpia si no hacemos nuestra parte, no solo lo que hagan las autoridades, recordar donde está lo importante; debemos ser un pueblo responsable que enfrente lo que debemos, cada quien haciendo su parte. Cómo puede estar la ciudad limpia si no manejamos la basura adecuadamente; el tránsito no puede ser ordenado si hay grupos incontrolables. Decía que si logramos sólo cambiar algo cada año, hasta los suizos nos envidiarían. Entrar por la puerta de la seriedad, ser personas de una sola palabra, cumplir lo que nos toca.
Ese mensaje que el padre Maza nos deja, debiera servir para todos: munícipes y alcaldes. Recordar que sólo con un esfuerzo mancomunado podremos salir del subdesarrollo que nos arropa y del cual todos, de alguna forma somos culpables.