El cuerpo, la mente y sus complejidades. Cada día, a medida que la modernidad se vuelve ahora, las personas quedan atrapadas en nudos sociales, laborales, sentimentales, casi imposibles de desatar… Cuando se suponía que las computadoras llegarían para hacer la vida “más cómoda”, resulta que se han convertido en el arma que atenta con la paz, por eso de que son capaces de atrapar durante horas interminables a sus usuarios.
Es la razón por la que el mismo ser humano se ha visto en la necesidad de volver al principio: a lo natural, simple y libre de conservantes. Prácticas como el yoga son el refugio de muchos que se han consumido en los nervios y el estrés, y necesitan reencontrarse consigo mismos en medio de la dispersión.
Esta práctica originaria de la India, que trabaja para que el cuerpo, la mente y el espíritu recuperen su unidad con lo divino, y converjan en sano equilibrio, como lo afirmase Beatriz Dávila, certificada como profesora de yoga por la Yoga Vedanta Forest Academy, cuenta con una variación que está adquiriendo poco a poco su lugar entre los amantes de esta disciplina. Se trata del Acroyoga, que, como fácilmente puede deducirse, es la sincronía de la acrobacia que se une a los suaves movimientos del yoga para seguir la misma línea de ayuda a la meditación y la relajación.
Desde el principio
En acroyoga.org se describe de la siguiente manera: “es la mezcla de la sabiduría del yoga, el dinamismo poderoso de los aeróbicos y la bondad por las artes curativas”. Según este portal, Jenny Sauer-Klein y Jason Nemer fundaron esta práctica, cuando se conocieron en el 2003, en San Francisco. De acuero a sus fundadores, hay tres principios básicos en el acroyoga, y son: Las prácticas acrobáticas solares (a la luz del día) para cultivar la confianza, el empoderamiento y la alegría; prácticas de curación lunar, para ejercitar el amor, la escucha y el dejar ir, y la práctica para los problemas de respiración, una vida balanceada y crear conexión.
La actriz Laura Lebrón Rojas es una de las que se ha decantado por esta disciplina en el país. En abril de 2013, luego de salir de una clase de vinyasa flow, vio una pareja practicando y supo inmediatamente que quería probar. “Me quedé mirándolos y al final el chico que estaba haciendo de base, me subió a sus pies y me enseñó algunas poses. Me enamoré de la práctica y este mismo joven se convirtió luego en mi maestro cuando decidí estudiarlo”, afirma Laura de 25 años, que también es profesora de yoga.
“El acroyoga requiere una conexión única con la pareja. Debe haber buena comunicación entre ambos y esto ameritará de mucha concentración; mirarse a los ojos y respirar en equipo”. Laura Lebrón Rojas.
En ese primer encuentro, Laura fue “flyer”, la persona que es levantada y realiza los movimientos acrobáticos. La base, es el compañero que sostiene. Entre ellos, las fuerzas se comparten. El primero requiere de fuerza en el abdomen y la espalda. El segundo, debe poseer fortaleza en los brazos y las piernas.
Le preguntamos si es tan complejo como parece y asegura que es un asunto de apariencia, porque realmente no lo es. “Para mí fue fácil porque no tenía miedo a lanzarme y probar cosas nuevas”, cuenta la joven quien también es cantante, sin antes recordar que es necesario asegurarse de guardar precauciones durante cada práctica.
A prueba de técnica
El Acroyoga exige fuerza y elasticidad, sobre todo cuando se trata de las posiciones más complicadas y las transiciones. Sin embargo, Lebrón aclara que no depende de esto, sino de la técnica que se aprende: “el acroyoga combina las técnicas de alineamiento del yoga, acrobacias, técnicas de transmisión de peso (contrapeso) y masaje tailandés, para lograr más estabilidad en las poses, usando la menor cantidad de fuerza posible y los huesos en vez de los músculos. Es lo que se llama bone stackig”, va explicando la experta.
Relajar la tensión muscular, tonificar el cuerpo, alargar y alinear la espalda (la columna vertebral) son algunos de los beneficios terapéuticos del acroyoga, asegura Laura. Pero a la vez, la mente también recibe su dosis de salud, pues con este ejercicio logra calmar y acallar de esos ruidos internos a los que tantas veces cuesta tanto dejar atrás.