Las ventas formales durante el primer semestre del año se contrajeron un 1% con relación al mismo periodo del año anterior. Entre los sectores más afectados se encuentran la manufactura, la cual se contrajo un 3%, la agropecuaria -4% y la construcción -28%. Los servicios también bajaron en -1%.
Este comportamiento puede venir explicado por varias razones, la primera es que el gobierno, para mantener la estabilidad, ha venido reduciendo el alto déficit fiscal alcanzado el pasado año; por consiguiente, reduciendo su incidencia en la actividad económica. Otro elemento es el entorno externo. Siguen los problemas en los mercados internacionales, y debido al bajo dinamismo, los países han incrementado su agresividad en la colocación de sus productos en los mercados de exportación. En adición, fruto de la reforma fiscal y de un entorno externo que se mantiene sombrío, varios agentes económicos se encuentran esperando a ver cómo se desarrolla el panorama. También la ampliación de la base y tasas impositivas presionan hacia la informalidad.
Para mitigar esta situación, las autoridades han puesto la mira en bajar las tasas de interés, como mecanismo para fomentar el consumo e incentivar las inversiones. Sin embargo, esto toma tiempo, y la demanda interna de una pequeña economía como la nuestra tiende a depender a su vez de su sector externo. Por otro lado, los ahorristas dominicanos se han acostumbrado a tasas altas, muy por encima de la devaluación, por lo que existe cierto nivel de piso tácito sobre hasta dónde y por cuanto tiempo estas pueden retroceder sin afectar la parte monetaria. Ahora bien, en este contexto, existen varios subsectores que han tenido desempeños positivos. En el área agropecuaria, el subsector de ganadería y silvicultura experimentó un crecimiento de ventas de un 8%. En la rama industrial, la minería aumentó un 423%. En el área de la manufactura, la elaboración de bebidas creció un 4%, los productos farmacéuticos un 16% y la molinería un 7%. En los servicios, los hoteles, bares y restaurantes crecieron un 6%.
Si bien ha mermado el ritmo de crecimiento agregado, hemos sido exitosos manteniendo la estabilidad. El mercado valora esto, calificándonos inclusive con un menor riesgo que el promedio latinoamericano. Esto representa una tentación para tratar de dinamizar la economía vía un mayor endeudamiento.
Aquí debemos ser cautos. Con el actual entorno internacional debemos ser pacientes, y aprovechar el momento para realizar cambios estructurales que nos brinden una mayor competitividad. Hemos visto la iniciativa de ampliar la ley de fomento al sector turismo, también se tiene previsto una actualización de la ley de zonas francas y de Proindustria. Esto, unido a una reforma del sector eléctrico, deber servir de empujón para la reactivación de la inversión, las exportaciones y las ventas locales.