Nuestro señor sabe que mientras nos acercamos a nuestro destino, encontraremos tropiezos, cerrojos oxidados y puertas clausuradas. Definitivamente tendremos que cruzar por trechos difíciles y puertas que han estado herméticamente cerradas. No te asustes cuando veas que te queda una única puerta y no hay escape a tu situación.
Los cielos se abren justo cuando las supuestas puertas han sido condenadas para dejarte atrapado en tu crisis. Dios sabe usar esas “situaciones inconvenientes” para darte justo lo que te conviene. Puedo asegurarte que esa puerta tendrá que abrirse, ella es el acceso a un poderoso destino.
El atravesarla puede lucir imposible, pero en un momento, repentino y pasajero, se abrirá. Dios ve todos los ángulos, los presentes y los eternos, también vio que llegaste junto a Él. l