A pesar de no haber logrado su objetivo de vencer al PLD y sus aliados y convertirse en presidente de la República, Luis Abinader hizo lo que nunca se había hecho en la República Dominicana, conseguir que un partido con apenas un año y medio de formación, en su primera participación en unas elecciones, se convierta en una organización mayoritaria y colocarse al frente de la oposición política.
Que Luis Abinader y el PRM no le hayan ganado las elecciones al presidente Danilo Medina y al PLD y sus aliados, no representa la mayor sorpresa de este proceso, pues la mayoría de las encuestas así lo anticipaban. Lo que sí constituye un fenómeno político es que tratándose de un partido de reciente formación, haya obtenido la cantidad de votos que en sus boletines le atribuye la JCE y las plazas alcanzadas a nivel congresual y municipal.
Otro de los puntos a resaltar es que de la casilla 15 que le fue asignada por la Junta Central Electoral en la boleta, el PRM pasara a ocupar la casilla dos, posición de la que desplaza al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), del cual se desprendió, luego de los conflictos entre Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, generados durante el proceso de convención del partido blanco y que provocó la expulsión, en el año 2013 de importantes dirigentes de esa organización.
Luego de agotar todos los recursos y de varios intentos por mantener el control del PRD, Hipólito Mejía, Luis Abinader, Andrés Bautista, Orlando Jorge Mera, y los llamados viejos robles del partido del jacho, decidieron formar tienda aparte y es cuando comienzan el proceso para dar vida al que en principio fue concebido como el Partido Revolucionario Mayoritario, pero que luego de una serie de consideraciones y de opiniones divididas, cambió su nombre por el de Revolucionario Moderno. Es así como en el año 2014 nace el PRM, producto del décimo fraccionamiento del PRD.
Establecido como una organización política reconocida por la Junta Central Electoral, realiza la XVII Convención Nacional Extraordinaria “Ana María Acevedo” el 26 de abril de 2015, donde resultó electo como candidato presidencial Luis Abinader. Vencía así su primer obstáculo, al derrotar al expresidente Hipólito Mejía, de quien fue compañero de boleta en las elecciones presidenciales del año 2012.
Tan pronto inició su carrera por la presidencia de la República, surgieron las dudas sobre si un candidato poco conocido en el escenario político, sin pasado y apoyado sobre un partido de reciente formación, podía tener alguna posibilidad de éxito. Esto a juzgar por la suerte que habían corrido en el pasado otros políticos que se habían alejado de sus organizaciones y habían hecho tienda aparte.
Y es que la historia política dominicana da cuenta de que esas nuevas organizaciones, que surgen producto del disgusto y la división de los partidos mayoritarios, no logran ir más allá de un proceso electoral o terminan siendo bisagras de los partidos fuertes.
La hazaña de Luis
Abinader logró, en una primera participación, posicionar en segundo lugar del favor de los electores a la organización política que lo postuló y conquistar la senaduría en al menos tres provincias del país, varias diputaciones y alcaldías, conforme a los resultados preliminares arrojados por la Junta Central Electoral. Un fenómeno nunca antes visto en la escena política dominicana y una hazaña para alguien que no cuenta con una amplia trayectoria política.
Y es que en su momento, figuras como Juan Bosch, Jacobo Majluta y Hatuey de Camps, luego de abandonar el PRD y formar tienda aparte, trataron, sin éxito de llegar a la presidencia de la República con partidos nuevos que no lograron conseguir el favor de los electores.
Luego de la separación de Juan Bosch del PRD, en 1973, al acudir a sus primeras elecciones, en 1978 con el nuevo partido que había fundado quien fuera el líder indiscutible de la oposición, apenas alcanzó el favor del uno por ciento del electorado.
A pesar de su indiscutible liderazgo y de la trayectoria nacional e internacional del profesor Juan Bosch, la falta de los símbolos, del entusiasmo y de la maquinaria perredeísta, pesaron más a la hora de los dominicanos ejercer su derecho al voto.
De hecho, en un artículo del pasado 9 de mayo en el Listín Diario, el presidente del PLD, Leonel Fernández, recuerda el largo trayecto que debió recorrer el partido de la estrella amarilla para convertirse en un partido mayoritario y 23 años después ganar sus primeras elecciones.
“El Partido de la Liberación Dominicana no siempre ha gozado de una simpatía tan amplia. De hecho, cuando participó por vez primera en un proceso electoral, en 1978, solo obtuvo 18,000 votos, equivalente al 1% de los electores”.
Tal como lo resalta el presidente del PLD, luego de ese fracaso electoral, muchos apostaron a la desaparición de esa organización política. Sin embargo, “cuatro años después de esa debacle electoral, en 1982, el PLD avanzó del uno al nueve por ciento de los electores, al pasar de 18 mil a 185 mil votantes. Con esos resultados, obtuvimos nuestros primeros representantes en el Congreso Nacional y en varios ayuntamientos del país”, explicó Fernández.
Para el año 1986, el PLD, se posicionó en tercer lugar del torneo, pero muy por debajo de los dos primeros puestos. No es sino hasta 1990, es decir, 12 años después de su primera participación en unas elecciones, cuando pasa al segundo lugar, en una contienda en la que para muchos, ganó al reformismo, que se las ingenió para desconocer los resultados y permanecer en el poder.
El número dos en la boleta
Al convertirse en la segunda fuerza política más votada en los comicios, el PRM pasará a ocupar la casilla número dos en la boleta electoral para las elecciones del 2020, un lugar privilegiado que lo consagra como el segundo partido mayoritario del sistema. De igual modo, la JCE deberá asignarle un mayor presupuesto para su administración ordinaria y gastos de las futuras campañas electorales.