Invasión sutil

Era una muñeca preciosa con cara de niña; dulce, con una ingenua mariposa en uno de sus pómulos, la cual al tocarle un botón empieza a cantar “pío pío”, va cambiando, y emite frases de amor a su madre.La obtuve en unos regalos de Reyes, y una persona que compartía la distribución de los mismos señala lo siguiente: en la parte lateral del atractivo y colorido empaque tiene una serpiente con la misma mariposa en el cuello, una cadena que va al cuello de la niña y dos corazones también atados a la cadena.

En frente tenía un animalito discreto con dos cachitos, cuyo nombre que apenas se veía: “Diabla niña” , además despedía luces rojas por los oídos, ojos y boca. Sin pretender ser mística ni mucho menos religiosa, no tengo que repetir cuál es el mensaje que se está llevando a través de este ingenuo juguete.

He querido poner este ejemplo vivido recientemente por mí como terapeuta de la conducta sobre la influencia que tienen los objetos, especialmente los juguetes sobre la respuesta conductual y efectos psicológicos en los niños.

Es posible que como este, hayas llevado a tu hogar como regalo de reyes o Navidad otros tantos muñecos y armas con la misma sutileza cargados de elementos a través de los cuales se puede influenciar de manera, a veces, hasta irreversible, en la conducta presente y futura de los pequeños.

Cabe señalar que igual que las esponjas, estos van absorbiendo de todo aquello que nosotros como adultos o padres les enseñamos, Debemos tener mucho cuidado a la hora de seleccionar qué regalar a un niño. Por ejemplo, en el mercado aparecen muñecas embarazadas, en otras ocasiones ya con el bebé encima y con una serie de meta mensajes que confunden y dañan a los pequeños. No quise dejar pasar esta situación por alto porque entiendo que todavía se puede revisar qué dejó Santa Claus, Niño Jesús o Reyes Magos, y si nos hemos equivocado.

Ojo con esto. Incluso insisto también que hay que cuidar y seleccionar qué tipo de propagación ven tus hijos y sentarte con ellos para confirmar hasta dónde es sano transmitirles cosas como el ejemplo con el que inicié.

Estamos en el último mes del 2014, fecha propicia para reflexionar hasta dónde hemos llegado en cuanto a metas, planes y propuestas a lograr durante el transcurso de esos 365 días. Independientemente de si las mismas han sido logradas o no, ya que no siempre las cosas van a depender de nosotros, o quizás, a veces sin entenderlo, no era lo más conveniente, o tal vez no se hizo el esfuerzo necesario, por la razón que sea, lo más importante es saber que se inicia otro año, con nuevas oportunidades y donde podremos corregir y reiniciar todo aquello que no se pudo lograr en el que ya apenas le faltan 20 días. Hoy queremos iniciar desde este medio, con la búsqueda de un mejor manejo de la cotidianidad, si dentro de esas metas estuvo presente el objetivo principal de que, durante años, semana tras semana, hemos mantenido en este espacio, y es la familia. Reiterativamente, hemos hecho énfasis en cuanto a la importancia de entender y trabajar en el desarrollo de un hogar sano, sabiendo que es ésta la empresa más importante que tenemos y, por ende, debe ser nuestra prioridad unir todos los esfuerzos para que sus miembros, especialmente los hijos, mantengan una salud mental sana. En cuanto a éstos, frecuentemente se me acercan padres, los cuales tienen dudas de cuál es la postura correcta en cuanto a la manera de educar a sus hijos. Hace unos días, mientras dirigía un taller interactivo, una madre preguntó: “¿Qué hacer cuando el hijo es excelente académica y conductualmente, pero necesita mantenerse conectado a un aparato electrónico?”. Mi respuesta, tanto para él como para todo el que se sienta identificado con esto, fue: “La vida es de equilibrio, es entendible que ya en su tiempo libre haga algún esparcimiento para sí mismo. Pero, cuidado, porque podríamos tener un hijo o hija que solo vive inmerso en sus tareas o en su mundo independiente, convirtiéndose en un ente aislado dentro del hogar, rompiendo todo tipo de comunicación interpersonal con los que están más cerca.” En estos tiempos, a las familias ha llegado un elemento que, si no se tiene cuidado, se convierte en ente divisor y centro de atención de todos sus miembros, y son los equipos electrónicos inteligentes, especialmente tabletas y celulares. ¡Ojo con esto!