“El discurso debe iniciar con una anécdota breve y creíble o frase célebre, un tema o eje central, introduciéndolo de tal forma que el orador conecte con la audiencia”, Pamela Martínez Achecar, CEO en Achecar &Achecar.

Santo Domingo.- Un único propósito: hablar con elocuencia empleando discursos basamentados en el recurso literario de la retórica, que anima a la persuasión o poder convencer a los públicos, audiencia o masas, resumidos en la Oratoria; analizado y expuesto por la experta en “comunicación oral y psicología del comportamiento corporal o (no verbal)”, Pamela Martínez Achecar; en el pasado Taller para oradores, en la sede de FUNGLODE, aquí.

Y fue así, que pasada las 9:00 de la mañana del pasado domingo 9, dispuso energías, conocimiento, dedicación pero sobre todo, empatía, para compartir ideas y complementos como la seguridad, el pánico o miedo escénico, técnica de relajación frente al público, el uso de la voz y las intenciones apuntalados en el trípode de la locución: dicción, fluidez y entonación para lograr cautivar, enganchar y persuadir con alocuciones a las diversas colectividades.

Sin importar edad, estatus, profesión ni religión, tajantemente apuntó que comunicar no tiene excepciones humanas y sociales, solo necesita producir un pensamiento, estructurarlo y saberlo dirigirlo o comunicar el mensaje, “es vital que en la Oratoria nos enfoquemos hacia la audiencia con un discurso organizado verbalmente, cuidando la imagen, posturas y ademanes (gestos con las manos), divertirse y vivir el acto comunicativo”, alentó Martínez Achecar.

Actualmente, el proceso comunicacional del receptor, mensaje, canal o medio, referente y barreras (ruido), no tiene la prominencia del pasado, expresando que el puntal del discurso en el siglo XXI es el Feedback: (qué recibió o entiendo el auditorio, cómo responde o interactúa al mensaje), “optimizando ese proceso como parte de una dinámica humana que depone la negatividad; debiendo modificar mi mensaje, es el impacto del contenido”.

Detalló que un buen orador deberá siempre estar alineado a la regla de tres renglones: lo visual, verbal y emocional, a su vez, logrará conjugar todas herramientas que componen la comunicación efectiva emitiendo una exposición oral o discurso que evoque confianza, similitud desde la vestimenta acorde con su contexto, pero sobre todo, credibilidad o reputación del orador hacia la audiencia. Además, el valor del Rapport o sincronía corporal, imitación de acciones físicas que alinean y persuaden la conducta.

“Entiendo que las palabras dichas en el momento adecuado provocan un cambio y que los demás se impacten con nuestro mensaje, es así que mi compromiso en cada taller hacia mis participantes es que adquieran destrezas necesarias para hablar correctamente dominando el cuerpo, la mente y enviando un mensaje estructurado a nuestra audiencia”, sostuvo la también presidente de la Sociedad de Debate para FUNGLODE.

Achecar, preocupada por la intención y veracidad de los contenidos, se apega a valores como lo fidedigno, la autoridad o grado de reputación entre los grupos o un individuo hacia una colectividad, la importancia de la intimidación y la timidez, de la buena voluntad del disertante o expositor creando un vínculo con antelación por medio de recursos orales como la anécdota, apelando a los sentimientos. Reflexionó sobre grandes discursos que transformaron eventos históricos de la humanidad.

A seguidas, subrayó la importancia del manejo y la transmisión de estadísticas y números en los discursos apegados a la llaneza y alianza gráfica que logran quedarse en la psiquis y conmover al perceptor o audiencia mostrando a los participantes que existe una clasificación primaria para analizar a la masas, públicos o auditorio (colectividad de personas), desde los aspectos demográficos, psicológicos y contextual.

“Es importante que el orador no use muletillas porque son distractores y sirven como ruido en la comunicación, denota poca preparación y el mensaje no se percibe con claridad. Por eso, la Oratoria les servirá hasta para fortalecer su liderazgo, sabiendo transmitir sus ideales y objetivos. Estudios comprueban que las personas que saben comunicarse reciben  rápidamente ascensos laborales o profesionales”, animó la comunicadora.

Mientras, un grupo de alrededor de 40 personas interactuaban con pláticas y ejercicios de oralidad, la académica valoraba que el lenguaje corporal ocupa 55% en el cuerpo, 38% en lo gestual e irónicamente, un 7% para la voz (al contenido), y es así, como el buen orador no empieza su discurso con rodeos, habla despacio, jamás memoriza, no se equivoca, mantiene el contacto visual con el público y habla de pie y erguido.

Entre los elementos tratados en el taller enfatizó la prevalencia de la percepción que tiene el auditorio del orador, definir el tema a tratar, cómo lo desarrolla y el cierre de su discurso de manera exitosa, con altura; concluyendo orientado hacia su mensaje central, en síntesis; lograr una buena impresión pudiendo asistirse de fichas técnicas, monitor u otro dispositivo tecnológico, pointer, rotafolio y dando participación a la audiencia manejando su miedo escénico, aún no se percibiera.

Del discurso explicó su construcción basado en los Cánones de Quintiliano, una estructura de exploración o lluvia de ideas o inventio, el despositio, elocutio o corrección de estilos, memoria y actio con un intro, contextualizado o justificado, hoja de ruta o división del tema, tesis o mensaje central; anti-tesis u opinión contraria y la conclusión de la disertación o ponencia.

“El discurso debe iniciar con una anécdota breve y creíble o frase célebre, un tema o eje central, introduciéndolo de tal forma que el orador conecte con la audiencia, donde la percepción del dominio del tema vaya en consonancia con la seguridad y, que los intereses de ambos sean salvaguardados. Luego, saludar; la importancia  del tema principal contextualizado y finalizar recuperando el discurso primario”, reflexionó.

En la actualidad, la Glosofobia o pánico a discursar en público acompañado de labios resecos, voz trémula, nervios, ansiedad, movimientos o bailes innecesarios en escena, sudoración o balbuceo puede ser superada a partir de ejercicios orales, escritos y dinámicas de soltura corporal, con exposición directa, precisa y concisa. Manejar el discurso de acuerdo al curso, seminario o taller, dependiendo el público y si la convención o congreso es pagado; no se recomienda ser breves.

Sobre la retórica habló del Ethos o ética, el Pathos o las emociones y del Logos o la lógica con base a la filosofía aristotélica, esos tres factores conjugados equilibradamente son el portal hacia el arte de persuadir o conmover desde un discurso asertivo, diáfano y actualizado, empleando anécdotas creíbles aunque no sean verídicas con matiz real donde el emisor sea creíble como fuente emisora, de lo contrario, el discurso fracasaría; a juicio de la joven facilitadora.

“Detectamos un nicho social de mercado muy importante que carece o posee deficiencia o capacidad para la comunicación. No solo en los jóvenes, también en bachilleres y universitarios, y nuestro taller surge para dar respuesta justamente a esta necesidad”, amplió la CEO de Achecar & Achecar, quien además ofrece asesorías personalizadas a empresas, corporativos, figuras públicas y políticas.

Recomendó a los participantes, en su mayoría profesionales, oradores didácticos consejos como: empezar a hablar en tono bajo, expresarse con naturalidad, prepararse, mirar al público, permanecer garboso, respirar con normalidad, articular las palabras correctamente, usar las pausas, ser breves y concisos, revisar todo antes de iniciar, como si se tratase de un decálogo o recetario del buen decir.

“La gente necesita saber cómo vencer el miedo escénico y poder hablar en público, reconocer cuáles son las barreras que le impide comunicarse, y nuestro objetivo es formar y actualizar a los jóvenes y adultos en materia de comunicación verbal y no verbal, aunarlas a los sentimientos y saber comunicar con asertividad por medio del discurso”, detalló al cierre del exitoso taller que integró practicas verbales, dinámicas de pensamiento, improvisación y adiestramiento no verbal o corporal.

 

 

 

 

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