“El aislamiento de los enfermos no se está haciendo muy bien y tampoco el rastreo de los contactos” señala a Efe el vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Fernando Moraga-Llop, en relación con la contención de la viruela del mono.
Insiste también en que las vacunas son otro tema a solucionar de cara la contención de la viruela del mono ya que con las 5.000 dosis recibidas hasta ahora en España, donde hay más de 3.000 casos, no se puede vacunar a los contactos.
Moraga-Llop cree que la alerta internacional decretada por la OMS, cuando se alcanzaron los 16.000 casos en 75 países, es “necesaria y adecuada” pero sostiene que llega “un poco tarde y con pocas vacunas”.
Se ha adoptado en julio y se podía haber decidido hace un mes, en la reunión del 21 de junio, y así se hubiera ganado tiempo en coordinar y poner medidas para frenar la transmisión, señala.
Entre estos candidatos se refiere a las personas que trabajan en lugares donde ha habido brotes (como las saunas) y personal de laboratorios que tenga contacto con el virus, quienes tienen más riesgo por prácticas sexuales con diferentes parejas o aquellos que están tomando la profilaxis pre-exposición (PrEP) VIH.
Por edades, la vacuna se recomienda administrar a la población entre los 18 y 45 años. A partir de 18 años, según la ficha técnica y el límite de 45 está en relación con el último caso de viruela en 1977, se entiende que los nacidos antes de ese año recibieron la vacuna clásica y están protegidos.
Añade Moragas-Llop que se debe administrar dentro de los primeros cuatro días de la exposición al contacto, hacerlo después solo disminuye la gravedad de la enfermedad.
En definitiva, dice, no se trata de vacunar a toda la población porque no es necesario y en caso de que haya que priorizar por escasez de sueros habrá que seguir las recomendaciones que fijan las autoridades sanitarias.
Más incidencia, más vacunas
Para el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, la emergencia sanitaria internacional pretende “mentalizar a la población y evitar que los focos se sigan expandiendo”.
Sobre las vacunas, López Hoyos coincide en que son insuficientes 5.000 dosis y afirma que si España lidera el número de casos mundiales, deberá tener más dosis para controlar esos brotes.
“Creo que haber hecho esta declaración mundial va en el sentido de hacer consciente a la población y sabiendo que no se trasmite por el aire como la covid-19, hacer todo lo posible para evitar el contagio”, dice.
SARS-CoV-2 y la coordinación internacional
La viruela del mono no ha surgido ahora, lleva décadas circulando por África occidental pero es en este momento con 75 países afectados cuando urge adoptar un mismo principio de vigilancia.
Así lo entiende la coordinadora del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Angela Domínguez, que ve en la declaración de alerta mundial una decisión “correcta” que ayudará a que los países pongan más interés y usen los recursos disponibles.
Y es que esta experta sostiene que “del SARS-CoV-2 aprendimos que es importante regirnos por un mismo principio de vigilancia de casos, de notificaciones y seguimiento”.
Recuerda que no solo la covid y la viruela del mono derivaron en alertas internacionales, también los brotes de ébola y la polio.
Como en todas las epidemias, en la contención de la viruela del mono, Domínguez apela a ser riguroso con el aislamiento de casos hasta que las lesiones cutáneas se hayan curado y evitar el contacto con personas inmunodeprimidas.
Admite que en España ahora hay protocolos consensuados por los servicios de vigilancia de distintas comunidades sobre cómo frenar la trasmisión pero es clave la responsabilidad individual de las personas.
La viruela del mono se transmite por contacto estrecho y el contacto piel a piel es muy importante pero también por las gotas respiratorias por lo que a quienes se aíslan se les recomienda el uso de mascarilla.
Domínguez no ve un horizonte claro de fin de esta pandemia pero sí es consciente de que “todo dependerá de si se siguen o no las medidas de coordinación internacional”.
Las doctoras Isabel Echavarría Díaz-Guardamino y Mónica Granja Ortega, secretarias científicas de la Sociedad Española de Oncología Médica, transmiten en el Informativo SEOM una de esas certezas que derriban el muro de los remedios iletrados que se levanta con argamasa de falsedades sobre un basamento de codicia humana.
“Las pseudoterapias son especialmente peligrosas si el paciente de cáncer decide suspender o sustituir el tratamiento médico convencional. Se estima que un tercio de estas personas llegará a emplear alguna de estas prácticas durante el curso de su enfermedad”, afirman desde la SEOM.
A nivel general, y según la encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología de 2018, casi un 33% de la población confiaba mucho o bastante en la utilidad de la acupuntura para la salud y el bienestar, mientras que un 25,4% opinaba lo mismo sobre la homeopatía.
Diferencias evidentes entre pseudoterapias y fármacos
Para lograr la aprobación de un medicamento en una determinada patología primero se deben superar una serie de fases obligatorias, como los estudios preclínicos en células -cancerígenas o no- (in vitro) y en animales, que darán paso, si los resultados son prometedores, a los estudios clínicos en humanos.
En esta etapa clínica, puede que se establezca una “fase 0” donde se observará la acción del fármaco en dosis reducidas y en un número muy bajo de pacientes; pero lo habitual es que el estudio establezca desde el inicio la “fase I” para comprobar las dosis máximas tolerables del fármaco sin causar efectos secundarios graves, es decir, su seguridad.
En los estudios “fase II” y “fase III“, ya con la participación de un gran número de personas, se validarán tanto la eficacia y el beneficio del futuro medicamento como su seguridad frente a la terapia estándar en una determinada patología tumoral; lo que conllevará un periodo de trabajo de alrededor de diez años.