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En las últimas semanas, China registró un aumento significativo de casos de infecciones respiratorias causadas por el metapneumovirus humano (HMPV).
Y si bien las autoridades sanitarias y expertos consultados por Infobae coincidieron en que “la situación no implica un riesgo sanitario global como sucedió con el COVID”, lo cierto es que desde la pandemia desatada en 2020, las alarmas se encienden ante la mínima señal de alerta.
Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) chino, las tasas de enfermedades similares a la gripe se incrementaron durante el invierno de 2024, generando preocupación entre las autoridades sanitarias y la población. Sin embargo, los expertos aseguran que la situación, aunque relevante, no implica un riesgo pandémico.
En la misma línea, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, declaró recientemente que “las enfermedades parecen ser menos graves y propagarse en menor escala en comparación con el año anterior”. Además, las autoridades chinas rechazaron los rumores sobre hospitales colapsados, instalando a la calma y subrayando la importancia de mantener medidas básicas de higiene.
Cuáles son las características del HMPV
El metapneumovirus humano, conocido por las siglas HMPV, pertenece a la familia Paramyxoviridae y fue identificado por primera vez en 2001 en los Países Bajos.
No obstante, estudios serológicos indican que el virus ya circulaba en humanos desde 1950, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los EEUU. Este agente patógeno se caracteriza por causar infecciones respiratorias agudas (IRA) con una marcada estacionalidad en los meses de invierno.
“Es un virus que en los últimos años y principalmente durante la post pandemia, cobró un rol más importante por dos causas: por un lado, por un aumento de los casos, y por otro porque en la pandemia se ajustaron los métodos de diagnóstico moleculares, PCR, etc y ahora hay mucha metodología rápida para poder hacer diagnóstico de infecciones virales y de coinfecciones”, explicó consultado por Infobae el médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253).
La Asociación Americana del Pulmón (ALA) informó que el HMPV se transmite principalmente a través de secreciones al toser o estornudar, y por contacto con superficies contaminadas, como juguetes o picaportes de puertas.
Sus síntomas son similares a los de un resfriado común: tos, secreción nasal, fiebre y dolor de garganta. En casos graves, puede derivar en bronquitis, neumonía e incluso sibilancias severas.
Los grupos de riesgo y complicaciones
Aunque para la mayoría de las personas el HMPV no representa un riesgo mayor, sí puede ser grave en ciertos grupos. Los niños menores de 5 años, los ancianos y los inmunocomprometidos son los más vulnerables, con una mayor probabilidad de desarrollar complicaciones como neumonía.
“El metapneumovirus es un virus muy conocido; es la segunda causa de enfermedad respiratoria en invierno en Argentina”, explicó el médico infectólogo Ricardo Teijeiro (MN 58065) a este medio.
A lo deque Debbag sumó que “produce una infección muy similar a la gripe, y cuando afecta a los niños pequeños, principalmente a los menores de un año y de seis meses, tiene mayor gravedad”. “En los adultos produce desde bronquitis hasta neumonías, o sea, siempre cursa con enfermedad respiratoria baja”, agregó.
Según el NIH, en adultos mayores que viven en residencias, la morbimortalidad asociada al HMPV puede llegar al 10%. Esto subraya la necesidad de tomar medidas para proteger a las poblaciones más susceptibles.
Qué opinan los expertos del actual brote
“El HMPV se disparó en China, pero no es sólo ese virus lo que generó alarma”, señaló Debbag. Según las informaciones que hay, el experto sostuvo que “hay una mezcla de metapneumovirus, pero también hay influenza y sincicial respiratorio; es lo que se llaman coinfecciones”.
Así, a pesar del aumento de casos en China, los expertos coinciden en que no se debe equiparar esta situación con la pandemia de COVID-19. “No se puede producir una pandemia de un virus ya conocido”, aseguró Teijeiro, quien también señaló que el incremento de casos de enfermedades respiratorias durante el invierno es un fenómeno habitual.
Paul Griffin, director de enfermedades infecciosas en Mater Health Services en Brisbane, señaló a The Guardian que “el desafío es que, en este momento, no hay mucho que se pueda hacer, excepto educar a la gente sobre la existencia del virus para reducir su transmisión”.
Para Debbag, tampoco existe probabilidad de que se desarrolle una pandemia por este virus. “Son brotes epidémicos locales, que como cada temporada de virus respiratorios, comienzan a circular en Asia, luego pasan a Europa, Estados Unidos, y luego bajan al hemisferio sur, en invierno”, aseguró.
Transmisión y medidas preventivas
Para frenar la propagación del virus, tanto la ALA como otros organismos de salud recomiendan medidas simples pero efectivas, básicamente las mismas que para cualquier enfermedad de tipo respiratoria. Esto es:
- Quedarse en casa si se presentan síntomas de enfermedad respiratoria.
- Mantener una buena higiene de manos.
- Usar mascarillas en lugares públicos si está enfermo.
- Cubrirse la boca al toser o estornudar.
Durante la pandemia de COVID-19, estas prácticas demostraron su eficacia para reducir contagios de múltiples enfermedades respiratorias. “No estoy sugiriendo que volvamos a las duras restricciones de COVID, pero quedarnos en casa y practicar una buena higiene es muy importante”, destacó Griffin.
A lo que Teijeiro sumó: “Es bueno aclarar que estas medidas se toman cuando hay un brote, no en cualquier momento; por ejemplo, en este momento en Argentina no hay ningún brote, por lo que no sería necesario. Si China u otro país tiene un brote obviamente va a tomar esas medidas de cuidado de prevención de transmisión de enfermedades respiratorias, tal cual pasa con la gripe, el virus sincicial respiratorio o con cualquier virus respiratorio”.
El HMPV, aunque menos peligroso que el SARS-CoV-2, merece atención por su capacidad de afectar gravemente a poblaciones vulnerables. La clave radica en la prevención y la educación, factores fundamentales para minimizar su impacto en la salud pública global.